Recibe Federico Campbell el premio Sinaloa 2011
El jurado estuvo integrado por Ana Clavel, Mónica Lavín y Martín Solares.
Sinaloa se convirtió en el tercer estado por adopción de Federico Campbell. Ahora dice ser bajacaliforniano sonorense sinaloense por haber recibido el Premio Letras de Sinaloa 2011 y porque pasó gran parte de su infancia cerca de Los Mochis, en la región de Huatabampo y Navojoa, donde estaba ubicada la casa de su abuela. “Me siento halagado, es como un sí amoroso”, comentó el narrador. “Esta distinción posee una validez de un reconocimiento de la tribu, de los otros, del gremio de los escritores. Es un gesto que viene a diluir cualquier inseguridad literaria que uno tenga y así he empezado a aceptar que dos o tres de mis libros no están tan mal y que pudiera haber algún valor en ellos, como es el caso de Postscriptum triste (1995), La clave morse (2001) y Padre y memoria (2009)”.
Campbell recibió el Premio Letras de Sinaloa en el contexto de la décima Feria del Libro de Los Mochis. “Por la transparencia de su prosa narrativa, capaz de transmitir grandes emociones a partir de la novela o el cuento, y por la honestidad tanto de sus ensayos literarios como periodísticos, donde se funden los hallazgos de una conciencia ética que combina dosis precisas, siempre renovadas, de asombro e indignación”, señaló María Luisa Miranda, directora del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC) al hacer entrega del galardón. La funcionaria sinaloense destacó también que este premio “es el eco de un grupo de lectores que hace poco más de 10 años se reunieron para organizar y promover esta fiesta de las letras universales”.
Vivimos una democracia mediática
Acompañado de Élmer Mendoza y de Agustín Ramos, Campbell rememoró una frase de Sciascia: “El escritor es alguien que encuentra placer al decir la verdad”. Y agregó: “Dicha situación no ocurre con los políticos en México”. En ese momento aprovechó la oportunidad para hablar de la vigencia que tiene su libro El cronista enmascarado (1979), en donde aborda las relaciones de la prensa y el poder. “A pesar de que se publicó hace 30 años el tema sigue siendo oportuno porque vivimos en un tiempo que podríamos denominar “democracia mediática”. Tanto la vida política como la cultura electoral, como nunca antes había ocurrido, se ven afectadas por la intervención de los medios audiovisuales”. Desde el punto de vista de Campbell, “se dice mucho que a los escritores se les conceden premios para que se callen. Pero la verdad es que en México desde hace mucho tiempo este gremio está callado. No necesitaban tampoco de becas para guardar silencio. En los años 50 y 60 los autores estaban como naturalmente en la oposición y eran muy críticos del Estado, y de las políticas oficiales. En los 70, 80 y 90 ya no había nada que callarles a los escritores. Con la creación del CNCA llegaron las becas y todos contentos. Pero este premio es distinto, es un reconocimiento del gremio de escritores”.
Finalmente, el escritor y periodista afirmó sentirse muy halagado y rememoró al historiador y biógrafo de Pancho Villa. “Friedrich Katz me hizo pensar en algo que denominó la ética del agradecimiento. Me siento afortunado con la vida, apapachado y festejado. A Salvador Elizondo le gustaba citar un texto de Baltasar Gracian, quien mencionaba tres etapas en la vida del ser humano: el diálogo con los otros, con los muertos y con uno mismo. En ese sentido me encuentro en la última etapa de mi vida, disfruto mucho del diálogo conmigo mismo”.
Un premio de la tribu
La distinción al escritor y periodista consistió en un reconocimiento a su trayectoria, una moneda de oro y 150 mil pesos.
El Premio Letras de Sinaloa tiene cuatro años de haber sido creado. El primero en haberlo obtenido fue Vicente Leñero, después Eduardo Lizalde y el año pasado fue para Emmanuel Carballo.
El jurado estuvo integrado por Mónica Lavín, Ana Clavel y Martín Solares. Fueron convocados por Élmer Mendoza, director del área de literatura del ISIC.
