¿Alguna vez has estado en un lugar de más de cien años de existencia, cuyo edificio data de hace más de dos siglos y que ha pasado por un sin número de acontecimientos como asesinatos e incendios, pero que además sirve de los mejores platillos de México?
El Café de Tacuba, un lugar de tradición desde 1912 localizado en el centro histórico de la Ciudad de México, lleno de tradición y recetas originales que hoy en día, siguen sirviéndose a los cientos de comensales que diario llegan a deleitar sus paladares, en la casona del siglo XVII que alguna vez perteneció al convento de Santa Clara.
Su historia tan única como el lugar mismo, fue fundada por Don Dionisio Mollinedo, cuando a principios del siglo XX, el tener un expendio de leche era una novedad en la capital del país. Desde muy tempranas horas los trabajadores que iban con prisa para irse a trabajar, pasaban a comprar un vaso de leche recién ordeñada como desayuno exprés. Tiempo después al ver la oportunidad tan grande de expandir su mercado, Don Dionisio comenzó a ofrecer pan, luego a calentar la leche para las mañanas frías de la capital, y poco después, le agregó a la leche un chorrito de café. Con los años, los productos ofrecidos fueron creciendo hasta convertirse en lo que hoy en día es. Un lugar con recetas deliciosas, tradicionales y variadas.
Si las paredes del Café de Tacuba hablaran, ¿qué nos dirían? Han visto pasar cientos de acontecimientos diferentes, eventos que van desde una reunión entre amigas, hasta bodas y graduaciones. Lo han escuchado y visto todo, hasta fueron testigos del asesinato del político mexicano Manlio Fablio Altamirano, el domingo 25 de junio de 1936 que con seis disparos hacia su pecho, mancho el pulcro mantel morado de su mesa; y de dos incendios que han hecho arder sus muros y su arte. Pero nada de esto ha hecho que caigan sus paredes y cierre para siempre, sino todo lo contrario. Hoy en día sigue en pie, acompañado de mitos y de los dos fantasmas que dicen se aparecen en los rincones de este lugar, como la monja que camina entre los pasillos acomodando manteles y moviendo las cosas de su sitio. Después de todo, un lugar con más de cien años de existencia no podía evitar a ningún fantasma.
Hoy en día podemos ver dentro del café a las meseras ir venir con sus trajes que sirven como referencia de este lugar. Uniformes blancos, almidonados, que son acompañados por un enorme moño blanco que recoge su cabello en un chongo perfectamente estirado, un símbolo que los ha distinguido desde hace ya muchos años.
La razón de porque el Café de Tacuba sigue siendo un lugar tan concurrido es simple. La calidad, el sabor y el servicio son de los más altos estándares y su historia gastronómica se cuenta a través de cada bocado.
El café y el pan siguen siendo lo tradicional, y cómo no serlo, si con eso dio inicio a este lugar. Sin embargo hoy podemos disfrutar del pollo especial Tacuba, los tacos especiales Tacuba, los chiles rellenos de queso, panuchos estilo Tacuba, y que decir del chocolate tradicional a la española, una delicia gourmet y tan fiel a su receta original, que una vez que lo pruebes tu vida cambiara para siempre.
El Café de Tacuba es un ejemplo de esfuerzo, perseverancia y dedicación. Es un lugar que ha servido de inspiración para tantos, que hasta hoy en día, un grupo musical lleva su nombre. Un lugar que diario recibe con los brazos abiertos a cientos de personas de todo el mundo, un lugar obligado a conocer, que llenará de fascinación y deleite a grandes y chicos.
Ubicación:
Calle Tacuba #28
Centro Histórico de la Ciudad de México
