¿Alguna vez te imaginaste que uno de los mayores y más importantes almacenes de prestigio iniciaría sus operaciones con un baúl ambulante hace más de cien años?
En 1847 el inmigrante francés, Jean- Baptiste Ebrard, era propietario de un baúl que contenía novedades para las damas de sociedad. Se dice, que él fue quien trajo el miriñaque, que se trataba de una crinolina de metal que daba forma y volumen a las faldas y vestidos, y que además, él fue el primero en permitir el tan conocido pago en abonos.
El lugar en donde vendía tan novedosos productos, era en un cajón ubicado en un mercado llamado Parián que se localizaba en la plaza mayor de la antigua Ciudad de México, donde en la época virreinal era posible encontrar telas, vajillas, muebles, moda, así como un sinfín de productos traídos de China.
En 1895, el joven empresario murió en Francia, dejando su único legado a un grupo de socios franceses, que aprovechando la oportunidad y la fama ya hecha por Ebrard, decidieron invertir en el pequeño baúl que poco a poco evoluciono hasta llegar a ser un local establecido que creció hasta convertirse en varios locales, para finalmente poder establecerse en un edificio en el año de 1936, mismo que pudieron comprar con las ganancias previas. Hoy en día el primer Liverpool sigue dando atención y servicio de excelencia a sus clientes, en el edificio que innovó en su época por el uso de las escaleras eléctricas. Este edificio se encuentra ubicado en la calle Venustiano Carranza en el Centro de la Ciudad de México.
El nombre original de este almacén de prestigio era el “Puerto de Liverpool”, el cual surgió cuando el joven inmigrante comenzó a importar mercancía desde el Puerto de Liverpool, Inglaterra. Con el tiempo el nombre se redujo al que hoy en día conocemos: Liverpool, un sinónimo de calidad y prestigio mexicano, que además, se da el lujo de gastar millones en campañas publicitarias Sin duda alguna Jean- Baptiste, nunca imaginó lo que un pequeño baúl y el emprendimiento pueden lograr.
