Por: Serafín Vázquez
Leche del Sueño de Leonora Carrington
Si te gustan las historias donde los personajes son niños con alas en lugar de orejas, como Juan. O como Jorge que por comer la pared de su casa un día le crece una casa en la cabeza.
O como Vicente, Tomasina y Chucho, cuyos cuerpos sin cabeza se hallan encerrados en una jaula para pericos hasta que el Indio Verde rescata las cabezas y se las pega. Aunque a Vicente se la coloca en el trasero. Y todo por negarse a comer las carnitas podridas que les ofrecía Lolita Barriga; entonces te gustará las aventuras de Leche del sueño.
Historias de raro humor negro para quienes les gusta pensar e imaginar, dice Gabriel Weisz: “Todos estos cuentos nos lo narraba mi madre hace muchos años, por ahí de la década de los 50… Creo que los libros deben de crear rebeldes, y estos cuentos crearon rebeldía. Esto es muy importante, porque la rebeldía que tenía mi mamá la transmitió a nosotros con sus cuentos”.
Pero a estos (nueve) cuentos hay que agregarle las historias que nos cuentan los dibujos que acompañan a Leche del sueño de Leonora Carrington, pintora surrealista, (Inglaterra 1916-México 2011) que a dos años de su muerte publica el Fondo de Cultura Económica en una edición ilustrada dirigida a niños a quienes les gusta leer y dibujar.
El cuento feo de las carnitas (fragmento)
Los niños lloraron mucho, pero ni así lograron convencer a Lolita de que los liberara. Los puso a todos en una jaula grande de perico (un perico que ya no vivía ahí), y les cortó la cabeza. Sólo entonces Lolita se puso contenta.
—¡Estos niños ya no tienen cabeza!-dijo, mientras colgaba las cabezas en su guardarropa.
Pero un día vino el Indio Verde y abrió el guardarropa de Lolita porque quería robarle su rebozo; al ver las tres cabezas de los niños que lloraban, exclamó:
—¡Pobrecitos! ¿Dónde están sus cuerpos?
—¡Están en la jaula del perico! –contestó Vicente.
Entonces, el Indio Verde tomó las cabezas, recuperó los cuerpos y las pegó, sólo que era un poco tonto y no supo colocarlas bien. Así que Tomasina quedó con la cabeza pegada en la mano, el chiquito la tenía debajo de un pie, ¡y Vicente en el trasero! Pobre Vicente, cada vez que se sentaba, su cara gritaba “¡Ay!”.
Cuento feo del té de manzanilla (fragmento)
Angelito se levantó de la cama, abrió la ventana y le hizo pipí encima a una señora que estaba pasando…
Como le gusto hacer esto, Angelito tomó más té de manzanilla para tener suficiente pipí y regresó a la ventana. Cuando vio pasar a un señor orinó otra vez…
Leche del sueño
Leonora Carrington
FCE /Colección A la orilla del viento
México, 2013
Librería Virtual
Fuente: heraldodepuebla.com.mx / México
