Practica magia del caos, fue considerado una mala influencia en el colegio y trabajó despellejando animales muertos
El noveno arte está de luto. Uno de sus mayores representantes y guionistas más valorados ha anunciado hace unos días que deja el mundo de los cómics casi cuatro décadas después y a las 62 años dedad. El autor de From Hell, V de Vendetta, WatchMen, La Liga de los Hombres Extraordinarios, La Broma Asesina, Lost Girls y otras novelas gráficas de renombre ha comunicado la decisión en una rueda de prensa para promocionar su novela Jerusalem .
1- Alan y sus otros ‘yoes’
A lo largo de su vida, Moore ha usado varios nombres diferentes para firmar sus obras, algunos con reminiscencias un poco siniestras. Su primer pseudónimo fue Jill de Ray, en honor a Gilles de Rais, un caballero, lord y líder del ejército francés que fue compañero de armas de Juana de Arco contra los británicos en la Guerra de los 100 Años. Gilles fue conocido sobre todo por ser un asesino en serie confeso de niños que acabó con la vida de cientos de infantes.
Moore también ha utilizado otros nombres poco corrientes, como Curt Vile. En este caso el guionista de cómics hacía un homenaje al compositor y músico alemán de procedencia judía Kurt Weill, cuyas obras fueron acusadas de subversivas y prohibidas por los nazis.
También encontraremos al artista detrás de las firmas de Translucia Baboon o The Original Writer (el escritor original).
2- Mago del caos
Alan Moore reconoció tras llegar a la cuarentena que era un practicante de la llamada ‘Magia del Caos’, una corriente originada en los años setenta que enfatiza el uso pragmático del sistema de creencias. Está inspirada en áreas como la ciencia ficción, las teorías científicas, la magia ceremonial tradicional, el neochamanismo, las filosofías orientales y la experimentación individual. La práctica de la Magia del Caos a veces no es paranormal, sino meramente psicológica.
Moore cree que uno no debe limitarse pensando que es capaz de hacer solo una cosa, que no hay que seguir solo un camino, sino muchos. Para él, arte y magia son lo mismo, la magia es la escritura, la música, y por eso trata de convertirse en un maestro en varias disciplinas artísticas, no solo en el mundo del cómic.
3- Una mala influencia para la moral
De ser uno de los estudiantes más brillantes de su escuela y con mejores notas, Moore se convirtió en uno de los últimos de la clase al entrar en una selectiva y elitista Grammar School. Su origen humilde y obrero no le había permitido un colegio tan bueno como el de otros niños acomodados y eso le pasó factura en secundaria. Según cuenta, era un niño “caprichoso” que no soportaba perder nunca a juegos como el Monopoly o el Cluedo y al ver que iba a hacerlo, prefería no jugar. Entonces, aplicó lo mismo a su educación. Decidió que no quería “luchar más por la supremacía académica”.
Así pues, con 17 años Moore fue expulsado del instituto al que iba. Su director, no conforme con echarlo, convirtió el tema en algo personal y se dedicó a escribir a todos los centros educativos de la zona en los que se podía haber inscrito y les recomendó que bajo ninguna circunstancia lo aceptaran como alumno. Argumentaba que Alan era un “sociópata” y ejercería “una mala influencia sobre la moral de los otros estudiantes”.
4- Inicios profesionales grotescos
El primer trabajo de Moore fue con 17 años poco tuvo que ver con el mundo del noveno arte. Las únicas referencias con las que contaba Alan eran bastante malas, así que las puertas se le cerraban a la hora de buscar empleo. Encontró uno en el que a nadie le importaba quién fuera: despellejando animales muertos. Entre sus tareas estaban sacar pesadas pieles de oveja fuera de cubas con sangre coagulada, orina, agua y excrementos. “Teníamos un humor muy de campo de concentración. Nos tirábamos testículos recién cortados entre nosotros para romper la monotonía”, recuerda. Le despidieron a las dos semanas de empezar por fumar marihuana.
5- Antifamoso
Moore reconoce que nunca pensó en convertirse en una celebridad y que es algo para lo que a nadie le preparan. No está cómodo con la farándula y para no participar de ella y no alimentar las páginas de revistas y los programas de TV de grandes magnates de conglomerados mediáticos con su vida personal, decidió retirarse a la “oscuridad de Northampton”.
“No hay manual sobre cómo lidiar con la fama. Te convertirás en un apreciable joven que ha hecho una buena historieta, una buena película, un buen disco, a quien se le dice de repente que es un genio y que se lo cree. Este joven se consumirá riendo y salpicando en las olas de la celebridad y su cuerpo será encontrado empapado de heroína semanas después en las portadas de los tabloides”, critica.
6- Antipublicidad
El autor británico cree que la creación de la cultura es una suerte de magia que antes estaba en manos de los chamanes. Eran ellos quienes creaban las artes y las ciencias. Sin embargo, en la actualidad estas actividades casi sagradas se han profanado y quedado en manos de auténticos farsantes que las usan para controlarnos y difundir el pensamiento único.
“El hecho de que en la actualidad ese poder mágico haya degenerado en el nivel de entretenimiento barato y manipulación es una tragedia. Actualmente quienes usan el chamanismo y la magia para dar forma a nuestra cultura son los publicistas. En lugar de despertar a la gente su chamanismo es utilizado para drogarlos y tranquilizarlos, para hacerlos más manejables”, defiende. Moore cree que la TV y los medios son responsables de que la gente tenga los mismos pensamientos banales exactamente en el mismo momento.
7- ‘Performances’ psicodélicas
Desde 1995 Moore ha llevado a cabo diversas performances -al menos, él las define así- junto al grupo teatral conocido como El Gran Teatro Egipcio de la Luna y de la Serpiente de las Maravillas… Para Moore, son un complemento a sus trabajos de prosa en los que expresa sus ideas mágicas para cambiar de alguna manera el pensamiento de la gente. “Son hermosos dispositivos psicodélicos por sí mismos que capturan el tipo de viaje narrativo en el que intentamos meter a los lectores como parte de esas performances, para arrasar con la sensibilidad de la audiencia con el fin de volcarla en cierto estado psicodélico con el que, por suerte, podemos cambiar su estado de conciencia y dirigirla hacia lugares y niveles diferentes”.
8- Erotismo en pareja
“Lo que los humanos hacen cuando no ponen sus energías en el sexo es matarse unos a otros”, asegura Moore cuando habla de Lost Girls, una novela gráfica de tres obras que creo junto a la ilustradora Melinda Gebbie. Las tres protagonistas son Alicia (del País de las Maravillas), Dorothy (el Mago de Oz) y Wendy (Peter Pan), que entran en una serie de aventuras sexuales en una sociedad muy conservadora. Los más de 15 años de trabajo juntos y la temática hicieron que Moore y Gebbie pasaran del roce al cariño y viceversa. En 2005 contrajeron matrimonio.
