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Con libro muestran auge del grabado mexicano

Con libro muestran auge del grabado mexicano

El legado de grandes artistas mexicanos en diversos impresos de la primera mitad del siglo XX, como Diego Rivera o Dr. Atl, es reunido en México ilustrado: 1920-1950.

El periodo más importante de la ilustración y el grabado mexicano contemporáneo es capturado en un libro, a como demanda el contexto en que se ubica y sobre todo que atiende a su encuentro vital con la historia: la exposición de imágenes, la mirada crítica, los capítulos que nos acercan a grandes exponentes de la creación de un México con su esplendor artístico.

El México ilustrado: 1920-1950 (editorial RM, 2010) parte de la premisa de tres décadas vitales, como señala el editor a cargo, Salvador Albiñana, ante la cantidad de autores y la muy alta calidad lograda.

En estos años se da un puente y un ejercicio vital en los que empiezan a involucrarse en esta disciplina artística: Leopoldo Méndez, José Chávez Morado, Miguel Covarrubias, Doctor Atl o Carlos Mérida, por mencionar algunos nombres de relieve, y por supuesto de Rivera, Orozco y Siqueiros, motivos de la creación para este volumen en colaboración entre dependencias de España como Instituto Cervantes, Caja Mediterráneo y Museu Valencià.

“Hay excelentes monografías sobre artistas mexicanos. Pero faltaba la visión coral, la polifonía de voces que es la historia de la ilustración mexicana en la primera mitad del siglo XX, y en la que junto a mexicanos como Gabriel Fernández Ledesma o Francisco Díez de León, encontramos españoles del exilio republicano como José Renau o Miguel Prieto, que colaboraron mucho en la profesionalización de la figura del diseñador gráfico.

“También he procurado ser inclusivo, no dejar a un lado cuestiones de tipografía y diseño, una letra, en definitiva, es también una ilustración. Una investigación siempre está en proceso y por tanto este México ilustrado continúa, en cierto modo, trabajos como el de Cuauhtémoc Medina, El diseño antes del diseño, que se exhibió en el Carrillo Gil en 1991, o el de Helga Prignitz sobre el Taller de Gráfica Popular”, señala.

Hay en el libro además la visión de solventes especialistas como Mauricio Tenorio Trillo, Juan Manuel Bonet o Dafne Cruz Porchini, con postulados críticos en la época de las vanguardias, y es aquí es donde se entra al tema de la definición del grabado mexicano, perspectiva que comenta Albiñana:

“Los pintores y grabadores tuvieron enorme presencia y notable conocimiento y virtuosismo técnico en diferentes medios: el libro, la revista, los diarios, el cartelismo. Por lo demás, una experiencia como la del TGP creado en 1937 y que funcionó hasta 1966, es ciertamente singular en la historia del arte contemporáneo”.

Profesor de Historia en la Universidad de Valencia y desde hace mucho tiempo ocupado de la curadoría de exposiciones artísticas o históricas y documentales, el autor expresa de dónde nace su pasión por México y su arte.

Este libro tuvo su origen en las nutridas bibliotecas del editor Ramón Reverté, y de Mercurio López Casillas; también las de Ramón López Quiroga, Patricia Gamboa, El Fisgón, Jorge Sanabria, Ricardo Pérez Escamilla o Carlos Monsiváis.

“Tengo el compromiso moral con los coleccionistas mexicanos de que la itinerancia acabe en México en la primavera de 2012. Espero lograrlo”.