La Educación en los inicios de la ciudad de Monterrey
“Con aprecio este texto para los maestros que nos siguen en este su día.”
Los inicios de la enseñanza elemental en Monterrey se remontan a la segunda mitad del siglo XVII. Los primeros maestros que de manera empírica instruyeron a los niños de la ciudad fueron Melchor Barrera, quien se encargó de esta tarea en 1662, y tiempo después Vicente de Treviño, hombre que amó a esta tierra y a su gente, pues además de la fuerza de su juventud dispuso de sus bienes para defender a la ciudad de las incursiones de los indios bárbaros. Cuando los años menguaron su fuerza, a la edad de 60 años, lejos de sentirse inútil, Vicente Treviño continuó sirviendo a la sociedad, esta vez transmitiendo a los niños de Monterrey la rica ilustración que poseía.
El Colegio de San Francisco Javier
El Colegio de San Francisco Javier, primer plantel educativo que existió en Monterrey, fue fundado en los primeros años del siglo XVIII por el bachiller Gerónimo López Prieto en los terrenos contiguos a la iglesia del mismo nombre, que se ubicaba en la esquina noroeste de las calles Morelos y Escobedo.
De 1704 a 1715, el Colegio de San Francisco Javier vivió su mejor etapa, ya que al donarlo en 1715 el padre López Prieto a la Compañía de Jesús, en vez de consolidarse comenzó su decadencia a través de los años hasta desaparecer.
Sin embargo, pese a que por esos años el colegio estaba en plena decadencia, los jesuitas no podían desligarse del compromiso contraído con Calancha y Valenzuela, por lo que se vieron obligados a seguir sosteniendo un maestro, ya no a costa de la hacienda de Sabinas sino de la residencia de Parras.
Es evidente que el colegio de San Francisco Javier ya no era ni la sombra de aquella brillante etapa cuando estuvo bajo la dirigencia de López Prieto, que sin tener los mismos recursos económicos que los jesuitas, mantuvo a su costa el colegio casi el mismo número de años que ellos; es decir, doce años: López Prieto de 1704 a 1715, y los jesuitas de 1715 a 1726.
Para concluir este breve apartado sobre la educación en Monterrey en la primera mitad del siglo XVIII, quisiéramos decir que ésta se debió en gran parte a la participación de los jesuitas, sin embargo, el juicio de la historia señala como paladines de la educación en este lugar a Jerónimo López Prieto, el licenciado Francisco de la Calancha y Valenzuela, María Báez Treviño y Pedro Báez Treviño.
