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Las posibilidades infinitas de la literatura infantil

Después de terminar la licenciatura en Letras Españolas de la UANL, Yarezi Salazar tuvo la idea de ir a Conarte y proponer un taller de literatura infantil.

Por Eugenia Flores Soria

Después de terminar la licenciatura en Letras Españolas de la UANL, Yarezi Salazar tuvo la idea de ir a Conarte y proponer un taller de literatura infantil. La joven pensaba que los libros para niños eran cuentos clásicos como “Caperucita Roja”, “La Bella Durmiente” y “Blancanieves”. Pero al visitar la librería se llevó una feliz sorpresa al encontrarse con autores como Francisco Hinojosa y Gianni Rodari. Con ellos entendió que había infinidad de posibilidades para contar una historia.

Un buen día, como una especie de reflejo por todo lo que había leído, Yarezi sintió unas ganas y una necesidad muy grande por escribir literatura infantil. “Yo ya escribía para adultos. Cuando escribí el primer cuento para niños me sentí más libre, más natural”, comenta la autora.

Salazar entró a un programa de becas para jóvenes creadores con un proyecto infantil que se llamaba “El Espejito”. Consistía en crear al menos unos 10 cuentos con una temática más realista que permitiera que el niño continuara en las lecturas a partir de cierta edad. “Creo que llega un momento en el que los niños abandonan los clásicos porque ya no sienten una empatía. Hay que leerles libros que se relacionen con lo que ellos viven cotidianamente”, expresa.

Como resultado de ese programa, Yarezi obtuvo la publicación de su cuento “La Gallina que Cruzó el Camino”, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, con ilustraciones de Verónica Vázquez. El relato aborda el tema de la migración. La escritora pensó que era un tema pertinente y relacionado con la realidad de los mexicanos. “Yo no quería denunciar, a mí no me parece correcto la literatura de denuncia para niños. Me gusta que los niños reflexionen qué es bueno y qué es malo, me gusta decir ‘esto pasa’ y que ellos lleguen a sus propias conclusiones”, agrega.

“Creo que lo ideal es dejar la moraleja a un lado porque eso de alguna manera se vuelve educativo y ya no es una lectura por placer, es una lectura instructiva. Eso ha evitado que los niños lean, hay que demostrarles que los libros son nuestros amigos, que son muy divertidos”, agrega la escritora regiomontana.

La editorial Regia Cartonera publicó otro cuento de Yarezi titulado “El Secreto de mi Tía Abuela”. También la revista “Armas y Letras”, en una de sus ediciones, presentó el cuento “La Burbuja de la Señora Jocabed”. La autora regiomontana aún tiene más relatos en el tintero y buscará editorial después de “pulirlos un poco más”.

La cuentista comenta que al principio tenía miedo de que a los niños les disgustaran sus historias. No quería caer en “lo ñoño” o lo aburrido, pero finalmente le fue bien. “En esencia los niños sin iguales y son los mismos de todos los tiempos. Tienen capacidad de asombro, tienen imaginación, son disponibles y en realidad no es que no les guste leer, sino que no averiguamos los adultos qué les gusta leer”, argumenta finalmente Yarezi.