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EL DÍA EN QUE EL CIELO SE PUSO ROJO EN MONTERREY

EL DÍA EN QUE EL CIELO SE PUSO ROJO EN MONTERREY

 

Al amanecer del miércoles 25 de febrero de 1998 nadie imaginaba lo que ocurriría ese día en el cielo de Monterrey, ya por la noche en los canales locales de televisión los noticieros tratarían el tema, y al día siguiente los principales diarios matutinos de la ciudad brindarían importantes espacios al extraordinario suceso, y aquello quedaría grabado en la historia de la ciudad como el día en que el cielo se puso rojo.

 

Aquel 25 de febrero amaneció como un día cualquiera en la gran y bulliciosa ciudad de Monterrey y su área metropolitana; no obstante, para los católicos, siendo miércoles de ceniza era un día especial; y los especialistas y aficionados en astronomía esperaban un eclipse de Sol, el último en verse en América en el agonizante siglo XX, pero eso sería hasta el día siguiente jueves 26 de 10:12 a 12:09 horas.

 

Todos hemos admirado el rojo del cielo en un crepúsculo, cuando el sol despunta (“Aurora, la de rosáceos dedos” diría Homero en “La Odisea”), o cuando el sol se oculta lentamente en el horizonte, ¿qué hizo entonces que el cielo rojo del 25 de febrero de 1998 fuera un acontecimiento diferente y único hasta la fecha?, ¿qué motivó a la prensa a brindarle una atención minuciosa a dicho acontecimiento?

 

El Diario de Monterrey, en su edición del día 26, se refirió al suceso como “apocalíptico” y “perfecto para rodar una película de ciencia ficción”; el fenómeno empezó alrededor de las 13:00 horas del día 25, notándose con más fuerza primero hacia el norponiente del área metropolitana cuando un cielo, bellamente azul, fue paulatinamente cubriéndose de un rojo intenso. La perplejidad de los regiomontanos fue inmediata; así, algunas personas entrevistadas por el periódico El Norte se refirieron al acontecimiento de ese mismo día 25 como algo que podía ser atribuido al eclipse que tendría lugar al día siguiente, otros lo imputaron a incendios en la sierra, mientras otro de los entrevistados sólo acertó a mostrar su incredulidad.

 

Sin embargo, a tal grado de imprevisto e inusitado fue lo ocurrido en el cielo de Monterrey, pues hasta los mismos expertos mostraron confusión y no lograron ponerse de acuerdo con respecto a lo ocurrido. El periódico El Norte explicó lo acontecido el día 25 en el cielo de Monterrey como un “raro fenómeno natural conocido como inestabilidad del aire”, y de acuerdo con el matutino norteño dicho fenómeno fue producido por la llegada de un nuevo frente frío.

 

Para Miguel Ángel Vidal, en ese momento Meteorólogo en jefe de Multimedios Estrellas de Oro, se trató de un fenómeno conocido como “oscurecimiento”, el cual dijo es producido por concentraciones de humo y polvo. Por su parte Doroteo Treviño, quien fungía como jefe de la Unidad de Hidrometeorología de la Comisión Nacional del Agua, mencionó que cenizas de un “incendio forestal se acumularon y fueron arrastradas por vientos del sureste de entre 35 y 40 kilómetros por hora”.

 

Fue el responsable del Sistema Integral de Monitoreo Ambiental (SIMA), Jaime de la Garza Díaz, quien se refirió al tema con más detalle, y llamó al fenómeno “refracción”, lo cual ocurre cuando, según dijo, “el sol se refleja en la humedad del ambiente”. De acuerdo con Jaime de la Garza el intenso cielo rojo fue ocasionado por la entrada del frente frío número 49 el cual se encontró en Monterrey con un clima caluroso y seco y humo proveniente de incendios en la sierra, pero agregó que el fenómeno no fue originado por el humo, sino más bien por la mezcla de climas.

 

El Sistema Integral de Monitoreo Ambiental descartó que la causa del extraño fenómeno fuera la contaminación, pues no se registró un incremento en los IMECAS, esto debido a que la gigantesca nube roja quedó suspendida a grandes alturas, además SIMA reportó menor contaminación por la tarde (hacia las 17:30 horas), cuando la nube roja era más intensa, que por la mañana.

 

Y en fin, no existió entre los expertos un acuerdo pleno respecto al tema, y hasta la fecha no se recuerda un fenómeno igual antes o después al de aquel25 de febrero de 1998; por último diremos solamente que la nube roja que cubrió aquel día el cielo de Monterrey y su área metropolitana fue de tal magnitud que en realidad abarcó prácticamente todo el noreste de México, pues se pudo observar también en Coahuila y Tamaulipas, y quizás fue esto último lo que hizo de aquel acontecimiento algo completamente extraordinario.