La gran inundación de Monterrey en agosto de 1909

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La gran inundación de Monterrey en agosto de 1909

Los años de 1907 y 1908, lo mismo que los primeros meses de 1909 fueron muy secos,  pero en julio empezó a llover copiosamente en Bustamante, Villaldama y Sabinas Hidalgo.

A la ciudad de Monterrey le tocó vivir una pequeña inundación del 10 de agosto de 1909 y tuvo que vivir otra de mayor naturaleza del 23 al 28 del mismo mes.

El 23 de Agosto de 1909, en reunión de cabildo se informa que el Sr. Gobernador autorizó a la Presidencia disponer  de la cantidad de $ 1,500.00 pesos de los fondos Municipales para que sean distribuidos  de manera equitativa, entre las personas verdaderamente necesitadas que sufrieron enormes perjuicios con motivo de la inundación del 10 de agosto.  Asimismo se expone los casos del Sr. Apolonio Flores y las Señoras Juana Soto Vda.  de Vásquez y Josefa Cavazos Vda. de Pezina, que  manifiestan haber perdido sus  comercios en la ya mencionada  inundación y piden que les sean condonadas las cantidades que adeudan al Municipio en concepto de contribuciones impuestas a  los citados comercios.

 

Nunca se imaginaron los pobladores de Monterrey que un fenómeno natural, formando en la Isla de Barbados el20 de agosto de 1909, les fuera a causar una gran catástrofe. En la trayectoria del ciclón se pueden citar países que fueron seriamente afectados tales como Puerto Rico, Haití y Jamaica, así como la costa occidental de Cuba. Entrando a México por Yucatán a una velocidad de 160 km/hr.

El miércoles 25, los habitantes de Monterrey no mostraron en un inicio temor alguno pues hacía catorce días las aguas habían castigado duramente la ciudad, y no pensaban que se repetirían tan pronto el fenómeno. Ya que según la tradición las inundaciones se sucedían en intervalos de 25 a 30 años. Este día a las cuatro de la tarde empezó a llover suavemente y el jueves 26, la lluvia se convirtió en torrencial, para disminuir ocasionalmente y volver al rato con más fuerza y aun así el pánico no se apoderaba de la población confiando que no pasaría a mayores. El viernes27 de agosto de 1909 a partir, a la una de la tarde empezaron a caer las primeras gotas de la tormenta, que momentos después caía con verdadera furia. Después de las3:00de la tarde ya no cesó de llover ni un segundo, será hasta las primeras horas del domingo 29 cuando empiece a aminorar la lluvia.

En un principio la gente creyó que la lluvia y la creciente del Río Santa Catarina no sería mayor que la vivida en la pequeña inundación del 10 de agosto. “Y fue ese fatal error, esa ciega confianza, la que ocasiono la perdida de millares de personas”.

 

Las familias residentes en las calles próximas a la rivera norte de Río Santa Catarina, empezaron a evacuar sus casas trasladándose a los corredores del Palacio Municipal, al Kiosco de la Plaza Zaragoza y a domicilios de familiares residentes de barrios alejados. Y algunas gentes del barrio San Luisito huyeron a las faldas de Loma Larga. Mientras, las calles empezaban a convertirse en corrientes impetuosas que desembocaban en el cauce del Río Santa Catarina.

El servicio de tranvías se suspendió ya que las calles por donde transitaba, Arramberri, Escobedo, Cuauhtémoc y 5 de Mayo el agua se elevaba a 25 cm sobre rieles. A las8:00de la noche del viernes 27, el barrio San Luisito  quedo incomunicado. Y para las9:00de la noche empezaban a derrumbarse las primeras casa y media hora después en el barrio San Luisito quedó sumido en tinieblas al derrumbarse los postes que sostenían los cables de electricidad. A las 11 de la noche se vivieron instantes de enorme desgracia, las casas se desplomaban de manera estruendosa una tras otra, entre gritos de angustia agonía. Esta noche fue angustiosa para los regiomontanos, cientos de casas fueron arrastradas por las corrientes del río y miles de personas perdieron la vida.

Los ojos de los que se hallaban cerca del caos, se abrían inmensamente para ver, en aquella siniestra oscuridad, los cuadros de muerte, las visiones dantescas que se desarrollaban en aquellas horas de supremo dolor. Estupefactos, aguzaban los oídos para ver, más que oír, que también los oídos ven en esos momentos.

Jamás cerebro humano pudo traducir a palabra la magnitud de aquellos acontecimientos. Hubo una precipitación de 340 milímetros y un escurrimiento en el río Santa Catarina de 6,500 metros cúbicos por segundo, esta fue la peor inundación en la historia de Monterrey. Muchos se tuvieron que refugiar durante dos días en las azoteas de las casas, en espera de que la corriente bajara.

Al amanecer el día 28 agosto (sábado) se contemplaba un espectáculo pavoroso; pues el río había inundado una superficie urbana de 209 hectáreas aproximadamente.

Los estragos de la inundación en el barrio San Luisito destruyeron  todas las casas cercanas al puente. Las calles  General Prim, Doctor González, Guillermo Prieto, Humboldt, Víctor Hugo, Hidalgo, Independencia, Constitución, de la República, Morelia, Campeche, 5 de febrero, 2 de abril  y 16 de Septiembre fueron  seriamente afectadas por las inundaciones. Y por el sureste el barrio  << Degolladero>> (llamado así por encontrarse ahí el rastro de la ciudad) quedó totalmente inundado. Hubo barrios que desaparecieron por completo y personas de las que nunca se volvió a saber.

El domingo 29 empezó a decrecer la corriente al cesar la lluvia, lo que permitió tender cables para sacar a la gente de sus refugios y trasportar  víveres para los habitantes del barrio San Luisito que había quedado incomunicados.

Según una crónica de la época, hecha por Oswaldo Sánchez y Alfonso Zaragoza, solo en Monterrey hubo unos 3 mil muertos, y entre 5 y 6 mil en todo el Estado. Las perdidas materiales se calcularon en 80 millones de pesos.

En  la Reunión de Cabildo del30 de Agosto de 1909 se   comenta un oficio del Señor General Don Jerónimo Treviño, Jefe de la 3a. Zona  Militar, participando que había recibido un telegrama del Señor Presidente de   la Republica en el que le decía que no pudiéndose comunicar con el Señor Gobernador de este Estado Gral. Bernardo Reyes por interrupción del telégrafo, se veía en la  necesidad de decirle que organizara de acuerdo con el Presidente Municipal Pedro C. Martínez de esta Ciudad, una junta con las personas más notables para que reciban y  distribuyan $ 50,000.00 centavos que en provisiones y efectivo mandaba el  Gobierno General para socorrer  a los que han sufrido las consecuencias del último ciclón.

El20 de Septiembre de 1909,  el Gobernador  dispuso que el Municipio contribuyera con la cantidad de $ 10,000.00 pesos para socorrer a los damnificados con motivo de la  última inundación.

A partir del  año de 1910 se empezara a hablar de la necesidad de canalizar el río Santa Catarina “El martes 29 de marzo de 1910, El H. Cabildo realizaron  un reconocimiento en el río de Santa Catarina el Gobernador   del Estado, el Alcalde 1o., el Ingeniero de la ciudad y el Ingeniero Señor Crowell, con objeto de estudiar las obras que sea necesario ejecutar para a salvo a esta capital de nuevas inundaciones que causen perjuicio tan  graves como la de Agosto último; que se presentó un proyecto de muro que al  Ingeniero Señor G R G Conway encargó el anterior Alcalde 1o., el cual muro debería extenderse desde el fondo del edificio que ocupa el colegio de los  Maristas hasta la calle Cuauhtémoc; que el Ingeniero Crowell expuso varias  razones para demostrar la posibilidad de canalizar el río, y por último, que    por indicación del Señor Gobernador se comisionó al Ingeniero de la ciudad      para que haga un detenido estudio sobre el particular y presente el proyecto de las obras que hayan de ejecutarse para conseguir el enunciado fin”

Al sobrevenir a al tragedia, el general Bernardo Reyes tenía casi dos meses fuera de la capital del estado. La catástrofe le impidió el retorno oportuno a Monterrey. Cuando pudo hacerlo, su suerte estaba echada. Dos meses después abandonaba el cargo mediante el poco sutil recurso de licencia indefinida concedida por el congreso. Luego marcharía al destierro, también a medias disfrazado, en la clásica París. Desde ahí envió su renuncia al gobierno del Estado.

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About Author

Eduardo Cázares Puente (1976- ). Es Licenciado en Historia por la UANL. Maestría en Educación por la Universidad Tec Milenio, además de ser catedrático de este centro de estudios desde el 2009. Es paleógrafo e investigador de temas de historia del Noreste de México y autor de los libros Nuevo León durante la Guerra México-Estados Unidos (1846-1848); Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes (1808-1855), tomo III de la enciclopediaMonterrey: origen y destino (2009). Ha colaborado con artículos en revistas como Atisbo, Actas y Relatos e Historias.

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