Las montañas blancas: / John Christopher; traducción de Eduardo Lago.
135 p.
Biblioteca Juvenil; La trilogía de los trípodes
Novela / ciencia ficción.
Literatura
Por: El Bibliotecólogo
John Christopher, precursor de las letras fantásticas y ciencia ficción, nos ilustra con unas series de tres libros titulados: La Trilogía de los Trípodes, donde ahí nace la primera obra; Las Montañas Blancas: una historia enigmática, enérgica y a la vez culminante.
Al leer las primeras líneas de este maravilloso libro, nos abre las puertas de la percepción, para después ser presa fácil en su prosa. Y a pesar de ser una novela carismática, es dirigible para niños, jóvenes y adultos.
Nos deja en claro que John Christopher, es el amo del culto de la ciencia ficción, cuya lectura es como la heroína, mientras más te adentras en sus obras, más te hundes un sus letras, y nunca jamás veras la salida de ese mundo mágico que nos marca en su imaginación futurista.
Con una traducción excelente de Eduardo Lago, Las Montañas Blancas habla sobre una invasión alienígena denominada los Trípodes, que sin permiso de nadie, llegan a nuestro hermoso y azul planeta llamada tierra, para expropiarla de todos sus recursos naturales, y así declarar una guerra galáctica en contra de la humanidad. La novela se centra en el condado de Winchester al sur de Inglaterra, en un pueblito ficticio denominado Wherton, donde Will Parker, protagonista principal, es testigo ocular de las fechorías de estas máquinas. Sin embargo, los alienígenas, con su tecnología muy avanzada y una inteligencia súper dotada, manejan a diestra y siniestra al “Homo Sapiens”, convenciéndoles a realizar actos religiosos astrales y experimentos humanos. El ritual de los trípodes, es constatar una asamblea entre la comunidad entera, en virtud de presenciar cada año la reunión de una nueva generación de jóvenes catorceavos. Estos muchachos, primero reciben la bendición del párroco de la iglesia, y al terminar de recetar el último sacramento divino, salen al pórtico a recibir la ceremonia extraterrenal. Y al final, los trípodes iniciaban el trance de incrustar la placa magnética en las cabezas de los mancebos. Cuyo pretexto, según el protocolo de los marcianos, era transcender la ideología a un nivel de madures y responsabilidad.
Esta hazaña malévola, perturbaban el cerebro de los menores, borrándoles con totalidad los recuerdos y el pensamiento crítico, haciéndolos dóciles y esclavos para siempre. Los obligaban a vivir en los tiempos de las antiguas escrituras griegas; sin contar con electricidad, agua potable, y sin consentimiento de tecnología avanzada. Y para su desdicha, sola mente utilizaban como medios de trasporte: los equinos, barcos y locomotora sin vapor.
Otro personaje es Ozymandias, hombre libre e insurgente bélico, había llegado al pueblito, con el objetivo de llevarse a Henry Parker y otros a las Montañas Blancas, explicándoles que los hombres sin placa, algún día se iban a rebelar, y con un plan estratégico de combate, atacarían a los Trípodes.
Y en el trascurso del atardecer, Ozymandias y Parker conversaban interesadamente:
[1] “–¿Sabes desde cuándo es así?
–¿Qué los Trípodes llevan gobernando? Más de cien años. Pero para los que tienen la placa, es lo mismo que si fueran diez mil. – Me dio la mano-. Hazlo como mejor sepas Will.
— Sí – dije yo. Su apretón era firme.
— Espero volver a verte, en las Montañas Blancas.”
En definitiva, Will Parker junto con su primo hermano Henry, emprende el éxodo hacia las Montañas Blancas, entrecruzándoseles en el camino otro joven llamado Jean Paul, alias el “Larguirucho”, cuyas ideas por ingeniar, eran parecidas a la de los hombres caídos durante el exterminio. En una ocasión, mientras caminaban el trío de jóvenes, quedaron perplejos:
[2]“Lo que se extendía ante nosotros, a varias millas de distancia, eran las ruinas de la gran ciudad. Jamás había visto nada que se le pareciera ni remotamente. Tenía millas y millas de extensión y en ella había elevaciones y hondonadas. El bosque la había invadido y por todas partes se agitaba el color verde de los árboles, pero también por todas partes se veían los restos blancos y amarillentos de los edificios. Los arboles formaban hileras entre éstos y parecía las venas de alguna criatura monstruosa. Nos quedamos callados hasta que larguirucho dijo: — Esto lo construyo mi pueblo”.
No obstante, el escritor más allá de su imaginación, centra a estos tres personajes aventurarse a una loca carrera en busca de las Montañas Blancas, pero para llegar a dicho destino; el autor hace énfasis al capítulo “La Ciudad de los Antiguos”, dándole crédito al personaje de Larguirucho, quien lo dispone de una inteligencia sin grilletes, y a la par considera a Will Parker, como el héroe y defensor de la humanidad, cuya misión se desenlazara más adelanté en las dos series de esta Trilogía.
¡Mientras tanto siguiendo con el capítulo! …de la ciudad de los antiguos, los tres lacayos quedaron atónitos a presenciar dicho descubrimiento [3]“Se trataba de un gran agujero, que se hallaba rodeado en tres de sus lados por unas barandillas oxidadas y tenían unas escaleras que bajaban hacia la oscuridad. Arriba, frente a la entrada, había una chapa de metal en la que se leía Metro”.
Guiados por unas ceras de candelabros, el trío marchaba entre las tinieblas y oscuros senderos que llevaban al metro subterráneo, y al instante se percataron que había vagones:[4]”El último carruaje tenía ventanas en el extremo anterior. Dentro había un asiento, palancas e instrumentos. Dije:
— No hay donde enganchar los caballos.
¿Y quién haría que los caballos tirasen bajo tierra?
Henry dijo:
–Deben de haber usado tu olla de vapor.
Larguirucho miraba ávidamente los extraños instrumentos.
— O algo más prodigioso — dijo”.
Pero esta admirable aventura no termina aún, John Christopher continúa marcando el paso de admiración para los amantes de la ciencia ficción, derramando tinta a lo grande con las dos siguientes sagas tituladas: La Ciudad de Oro y de Plomo, y El Estanque de Fuego, donde ambas aventuras tienen mucho de qué hablar dentro de la utopía del escritor. Y a pesar de crear literatura de ciencia ficción juvenil, estas tres series están completamente desconocidas por el mundo de las letras, cuya comercialización fue muy poca dentro de la élite literaria. Las series no fueron promovidas y mucho menos fueron víctima del marketing barato de las grandes editoriales. Las obras han logrado tener un valor incasable entre la sociedad intelectual.
