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The Trumpet Summit meets the Oscar Peterson Big Four

Por el Bibliotecólogo

The Trumpet Summit meets the Oscar Peterson Big Four
Intérpretes de jazz; Oscar Peterson, piano; Dizzy Gillespie, trompeta; Freddie Hubbard, trompeta; Clark Terry, trompeta; Joe Pass, guitarra; Ray Brown, contra bajo ; Bobby Durham, percusiones.
Grabado en el estudio IV de Hollywood, C.A; el 10 de Marzo de 1980.

The Trumpet Summit meets the Oscar Peterson Big Four

Rindiéndole tributo al pianista Oscar Peterson con “The Trumpet Summit meets the Oscar Peterson Big Four,”, encontraremos los compases más finos y rápidos.

Los siete intérpretes jazzistas emprenden a improvisar las melodías, no dejando a su vez la velocidad de tocar, lo cual mezclan todos a su vez instrumentos de viento, armónicos y percusiones.

Estimado melómano, al escuchar la primera canción: Daahoud, ya nos está advirtiendo de una buena sopa de jazz bebop progresivo y ácido. Para comprobarlo, basta deleitar el piano de Oscar Peterson y el contrabajo de Ray Brown, con Bobby Durham en las percusiones y las tres trompetas de Gillespie, Hubbard y Terry.

La segunda copla titulada Chicken Wings, Joe Pass, con su “lira” improvisa una escala de blues con fines melódicos, acompañados por las trompetas mágicas de Gillespie, Hubbard quien amenizan los toques de un jazz relajante pero a la vez apasionado por las sincopadas de sesión de Oscar Perteson y Bobby Durham.

En la mitad del disco Perteson, con la canción Just Friends, junto con las tres trompetas, ejecuta un solo fres, bebop- Jazz, quien a su vez el percusionista Durham, se luce ejecutado ritmos rápidos, dejando una estela de ruidos limpios de los “crash y rides”, y a su vez mezclando la delicadeza los “hi-hat” al ritmo de los sonsonetes graves y agudos del contrabajo de Ray Brown, el cual acompañado del guitarrista Pass, aliena figuras rítmicas frecuentes a un ritmo metronómico y múltiple.

Y para cerrar con broche de oro, en la cuarta melodía, The Champ, continua el jazz acido agresivo, interviniendo cada músico con sus respectivos instrumentos, desgarrándolos y haciéndolos vibrar al éxtasis de la locura, dejando a cualquier beat de la época pasada y presente totalmente fulminado de tanta colación de ejecuciones jazzísticas grotescas.