Héroes y Villanos del Estado: todo depende del Bando con que se mire.
El conflicto armado iniciado el 20 de noviembre de 1910 con un levantamiento de Francisco I. Madero en contra del régimen de Porfirio Díaz, tuvo en sus diferentes huestes – Maderistas, Porfiristas, Carrancistas, Huertistas, entre otros participaciones sobresalientes de neoloneses, sin embargo, no todas fueron dignas de homenajes.
Así, realizamos un recuento de siete personajes que influyeron drásticamente en éste movimiento que sacudiera la vida del país durante una década.
1. El autor intelectual del asesinato de Zapata: Pablo A. González Garza.
Fiel a Venustiano Carranza, Pablo A. González es conocido por ser el autor intelectual del asesinato del caudillo del Sur Emiliano Zapata, en 1919.
González fue un general revolucionario nacido en Lampazos de Naranjo, N.L. el 5 de mayo de 1879. La participación en el ataque de Monterrey de 1913 en contra de los federales de Victoriano Huerta, es su hecho militar más conocido.
Como traicionero, González le dio la espalda a Carranza en 1920, y al intentar un levantamiento en su contra fue capturado, juzgado y condenado a muerte, pero la ejecución fue suspendida y González Garza salió del país rumbo a los Estados Unidos.
Tras regresar de su exilio, murió en Monterrey el 4 de marzo de 1950. “Sus restos se encuentran en la Explanada de los Héroes de la Macroplaza”, comentó el historiador y especialista del tema Eduardo Cázares.
2. El gobernador en tiempos de Carranza: Pablo A. de la Garza
Por sus cualidades de organización y por haber sido clave en la toma de Monterrey en 1914, a De la Garza se le considera un representante del estado, debido a que se hizo cargo de Nuevo León en el periodo Carrancista, desde junio de 1915 hasta marzo de 1917.
Pablo A. De la Garza fue un regiomontano nacido el 12 de enero de 1876. Se unió a la lucha armada durante la Revolución Constitucionalista iniciada en 1913 contra el usurpador de Victoriano Huerta.
Fue leal a Venustiano Carranza, y se exilió del país al triunfar la Revolución de Agua Prieta, que desconocía a Carranza como presidente y que encabezaban los generales Obregón y Calles. A su regreso al país, muere en la ciudad de México el 11 de agosto de 1932.
3. El destructor del convento de San Andrés: Antonio I. Villarreal
A la salida de Porfirio Díaz de la presidencia, fue nombrado gobernador de Nuevo León. Durante su mandato se cerraron las iglesias de Monterrey y “ él fue quien mandó a destruir los restos del Convento de San Andrés de los padres franciscanos, ordenando el fusilamiento de las imágenes y santos”, recalcó el Cázares.
Antonio Irineo Villarreal González fue un militar nacido en Lampazos de Naranjo, N.L. el 3 de julio de 1879. Murió en la ciudad de México el 16 de diciembre de 1944, y “sus restos también se encuentran en la Explanada de los Héroes”, reiteró Eduardo Cázares.
4. Del Club Femenil: Julia Nava de Ruiz Sánchez
Se le reconoce porque en 1910 formó el Club Femenil Antirreeleccionista “Las Hijas de Cuauhtémoc”; declarada abiertamente antiporfirista, y durante la Revolución fue informante para las huestes maderistas.
Maestra originaria de Galeana, N.L., nació en 1883. “También es considerada una de las más grandes escritoras de la Revolución Mexicana, ya que con su pluma cuestionó arduamente la dictadura de Díaz”, agregó el experto en el tema Eduardo Cázares.
Dirigió varias escuelas en México, además de centros para la mujer, “ella es un ejemplo del temple femenino de aquella época”, mencionó Cázares. Murió en la ciudad de México el 2 de mayo de 1964.
5. El Poeta: Nemesio García Naranjo
Arduo Huertista. Fue electo diputado al Congreso Nacional y junto con otros tres legisladores, formó parte del llamado Cuadrilátero, grupo que atacó a las acciones legislativas maderistas.
Se le reconoce porque durante su gestión inició la renovación del método de enseñanza de la Escuela Nacional Preparatoria, que hasta entonces se había basado en el positivismo de Augusto Comte, que afirmaba que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico.
Nemesio García Naranjo fue poeta y escritor, originario de Lampazos de Naranjo, nació el 8 de marzo de 1883. Fue nombrado miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua el 22 de julio de 1915. Murió en la Ciudad de México el 21 de diciembre de 1962.
6. El representante de la dictadura: Bernardo Reyes
Es el representante del porfirismo del norte. Fue gobernador de Nuevo León desde 1885 y durante 25 años fue el máximo caudillo del norte, bajo la protección del general Porfirio Díaz. En su mandato la ciudad de Monterrey fue escenario de un desarrollo social sin precedentes, “si algo hay que reconocer, es que en esa época se tuvo en la ciudad una gran avance, tanto industrial como económico”, mencionó Cázares.
Bernardo Reyes Ogazón, fue militar y político nacido en Guadalajara el 20 de agosto de 1850, pero se considera neolonés debido a que en estas tierras pasó gran parte de vida.
Fue candidato a la presidencia de México en 1910, sin embargo, el general Porfirio se quedó con ese puesto. Con Díaz ya depuesto, Reyes se levantó en armas contra el gobierno de Francisco I. Madero pero su rebelión fue sofocada fácilmente.
El 9 de febrero de 1913 se inició el cuartelazo contra Madero, el cual fue encabezado por el mismo Reyes, quien murió ese día en las puertas de Palacio Nacional bajo las balas de los fieles al gobierno nacional. “Murió, como muchos, buscando todo el poder”, finalizó Cázares.
7. El brazo ejecuto: Jesús Guajardo
Es conocido por el ser el brazo ejecutor del asesinato en traición el 10 de abril de 1919, en Chinameca, Morelos, del general Emiliano Zapata, por ordenes de Pablo A. González.
Esto le valió que lo ascendieran a general, y a un premio de 50 mil pesos en monedas de oro. “Se hizo pasar por zapatista, ofreciéndole al caudillo hombres, armas y municiones para mostrar su fidelidad, una vez que se entrevistaron en Chinameca, lo asesinó sádicamente a balazos”, corroboró Cázares.
Guajardo fue un militar nacido en Candela, Coahuila en 1892, en ese entonces el poblado aun pertenecía a Nuevo León, y sus servicios militares lo realizó principalmente en este estado, por esto se le considera neolonés. Así, en 1913 se unió a las tropas de Pablo A. González y participó en la toma de Monterrey en 1914.
Tras rebelarse contra el gobierno de Adolfo de la Huerta, fue capturado y fusilado en la ciudad de Monterrey en 1920.