El impacto de Bernardo Reyes en la ciudad.

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Considerado como la mano derecha del General Díaz, Bernardo Reyes, cimentó las bases de Monterrey hacia la industrialización.

Desde penitenciarías, mercados hasta la concesiones de las principales industrias de la ciudad, la obra de Reyes, catapultó a la ciudad de Monterrey para convertirla en una metrópoli, dentro de algunos de sus proyectos más importantes se destacan:

Penitenciaría del estado.

Fue el primer centro penitenciario de la ciudad. Dicho edificio se encontraba a un lado de la Alameda, por Pino Suárez entre Aramberri y Tapia, fue construido fue construida entre 1887 y 1890. Este gran edificio vino a reemplazar las pequeñas cárceles municipales, sencillas. Durante su gestión, que duró más de 20 años, el general Reyes combatió y casi aniquiló las bandas de asaltantes de caminos que rondaban en las cercanías de Monterrey. Allegada esta Penitenciaría a la actual Alameda Mariano Escobedo, “Por crónicas que en este sitio arbolado se practicaba la ley fuga a reos de alta peligrosidad, muy propiamente a principios del siglo XX”, comentó el historiador Eduardo Cázares.

Mercado Colón.

Para fomentar el comercio en la región, Bernardo Reyes promovió leyes que protegían y promovían dichas actividades, por ello durante su mandato fue fiel impulsor de espacios públicos como el Mercado Colón, ubicado en las actuales calles de Juárez, Morelos, Leona Vicario y Padre Mier. Este sitio era sede de uno de los mercados más importantes de la región a donde llegaban mercancía útil para el consumo cotidiano. “Este mercado estuvo al servicio de los regiomontanos hasta mediados del siglo XX cuando se derrumbó para construir dos grandes edificios, pero fue un lugar pionero del comercio”, agrega el investigador.

Reabrió la Normal Superior del Estado

Prosiguió con la labor educativa que una década antes había iniciado el célebre dr. José Eleuterio González al reorganizar la carrera docente durante su gestión en la Escuela Normal  del Estado. Grandes profesores como el caso de Miguel F. Martinez, Serafín Peña y Pablo Livas desfilaron por sus aulas, quienes además se convirtieron en beneméritos de la educación por su gran amor a la enseñanza del prójimo.

Concesiones a los comerciantes e industriales.

Uno de sus mayores aportaciones fue la de dar concesiones a los comerciantes e industriales para que invirtieran en la ciudad. Durante su gestión se establecieron empresas como Cervecería Cuauhtémoc (1890), Fundidora de Acero Monterrey (1900) y Cementos Mexicanos (1907), donde incluso algunas de ellas aún perduran como fuertes pilares económicos de la ciudad.

A la llegada de Bernardo Reyes a Monterrey  era una ciudad ligada al comercio, pero sin grandes industrias. Solo talleres de algunos inversionistas locales despuntaban en el horizonte empresarial regiomontano.

El 21 de diciembre de 1888 se promulga en Nuevo León el decreto número 76 que concedía a los inversionistas siete años libres de impuestos al instalar una industria en esta jurisdicción con más de mil pesos de capital. Por tal causa empezó lo que se conoce como el periodo de la primera industrialización de Monterrey. “En esta se sucedieron la instalación de varias industrias, entre ellas tres que fueron (y en su caso aun son) el estandarte industrial de Monterrey”, agregó el historiador.

Cervecería Cuáuhtemoc S.A., fundada el 8 de noviembre de 1890 por inversionistas locales como la familia Calderón, la familia Garza y Sada y el norteamericano José María Schnider.

Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, S.A., establecida el 5 de mayo de 1900 y cerrada un 9 de mayo de 1986. Fue hogar laboral de miles de familias regiomontanas y actualmente sus instalaciones son sede de un lugar de esparcimiento y sus ruinas forman parte de un vasto Museo Industrial.

Vidriera Monterrey, S.A. Abrió sus puertas en 1909  cuando el general Reyes aun fungía como gobernador del estado y se convirtió en sitio de trabajo de miles de familias que migraban a la ciudad en busca de empleo. En la actualidad sigue siendo una importante empresa que da trabajo a miles de familia y surte del vidrio a las principales industrias de bebidas comerciales.

Palacio de Gobierno del Estado

Otras de las grandes obras que se erigieron en el periodo del General Bernardo Reyes, fue la sede de los poderes del Ejecutivo Estatal.

Inició su construcción en 1895 y se concluyó en 1908. en este sitio se congregarían los tres poderes del estado. Obra de estilo neoclásico es una gran obra edificada sobre cantera rosa traída expresamente de San Luis Potosí. Es una de las grandes joyas arquitectónicas de la ciudad y una gran legado histórico para las actuales generaciones.

Calzadas como la Unión y Progreso.

Son actualmente las avenidas Madero y Pino Suarez respectivamente. Durante la gestión del general Reyes se dio espacio a la construcción de grandes avenidas que permitieron rápidos traslados en las perdedizas y angostas calles de la antigua ciudad de Monterrey. De Norte a Sur se construyó la Calzada del Progreso y de Oriente a Poniente la Calzada de la Unión, por donde  se encontraba también la estación del ferrocarril de la ciudad. “En la actualidad son de las calles más transitadas por los regiomontanos, y esto habla de las bases que estaba cimentando el General”, mencionó Cázares.

La visita de Porfirio Díaz

En éste hecho sin precedentes, realizado en diciembre de 1898, se comenta que en un brindis el gral Díaz expresó la famosa frase de aprobación: ” Gral. Reyes, así se gobierna ¡Así se corresponde al soberano mandato del pueblo!”, en señal de satisfacción por su trabajo.

Éste hecho hizo sospechar a muchos que Reyes sería el próximo presidente de México, pero el viejo de Díaz se quedaría en la presidencia hasta 1911, año en que el estallido de la Revolución Mexicana lo sacaría del poder.

Así, para el historiador agrega que el general Bernardo Reyes ha sido uno de los gobernantes que más resultados a dado a la sociedad nuevoleonesa. Su labor de refrescar las actividades laborales, su trabajo en pro de la educación y su trabajo social limpiando a Nuevo León de criminales fue un hecho equiparable solo al que realizó Santiago Vidaurri a mediados del siglo XIX.

Fue un gran estadista y una gran militar, pero tuvo un defecto: siempre vivió a la sombre del general Porfirio Díaz, se convirtió en su fiel escudero y obedeció sin reclamo alguno las disposiciones que Díaz realizaba hacia su persona. “Su falta de ambición y su sometimiento a Díaz provocó que sus simpatizantes voltearan a ver la figura de Francisco I. Madero como la única opción viable para competir contra la dictadura de Díaz, esto en una época donde la revolución ya estaba a tiro de piedra”, indaga el historiador.

 

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About Author

Eduardo Cázares Puente (1976- ). Es Licenciado en Historia por la UANL. Maestría en Educación por la Universidad Tec Milenio, además de ser catedrático de este centro de estudios desde el 2009. Es paleógrafo e investigador de temas de historia del Noreste de México y autor de los libros Nuevo León durante la Guerra México-Estados Unidos (1846-1848); Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes (1808-1855), tomo III de la enciclopediaMonterrey: origen y destino (2009). Ha colaborado con artículos en revistas como Atisbo, Actas y Relatos e Historias.

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