Esta comedia, dirigida por Alfredo Zacarías, se estrenó a finales de ese año y como siempre fue un éxito de taquilla en aquel cine familiar que reunía a padres e hijos alrededor de la pantalla grande.
La película trata sobre la vida de un vendedor de jugos y frutas (Capulina) del centro de Monterrey y sus clásicos enredos.
Las locaciones de la cinta son realmente valiosas ya que muestran al Monterrey de los 80´s, como la famosa escena del resbaladero gigante de la Alameda Mariano Escobedo, el cual ya no existe, así como el área de los juegos Manzo en este mismo sitio y el David de San Pedro.
Ésta película fue sólo en parte una muestra del gran apego del “Rey del humorismo blanco” a la ciudad de Monterrey, y en esta columna lo hacemos a manera de homenaje por su reciente fallecimiento.