El 14 de noviembre de 1909 nació en la ciudad de Monterrey el matador de toros Lorenzo Garza Arrambide, mejor conocido como “El Ave de las tempestades”, apodado así por su forma valerosa de torear.
Garza uso por primera vez el terno de luces en Saltillo, Coahuila en 1929, presentándose en el coso capitalino de “El Toreo”, aquel que se encontraba ubicado entre las calles de Durango y Oaxaca de la colonia Condesa, el día 3 de mayo de 1931, actuando en aquella ocasión con los novilleros Antonio Popota y Jesús “El Indio” González para matar novillos de la ganadería de La Punta, cortándole nuestro personaje una oreja a su segundo enemigo.
Garza, por su triunfo en la tarde de su presentación en la plaza capitalina, se le repite el domingo 17 de mayo, ahora actuando con Fernando López, el llamado “Torero de Canela” y Manuel Molina para matar novillos de La Laguna. En esa tarde, Lorenzo emocionó a los ocupantes de los tendidos del coso con su toreo, cortando tan solo una oreja, según lo indican la crónicas de la época, por haberse precipitado al matar.
Su tercera actuación en esa plaza durante la misma temporada, ocurrida el 6 de septiembre compartiendo cartel ahora con los también novilleros Eduardo Tercero y Edmundo Zepeda, tarde en que los tres toreros salieron a hombros de la afición que se había dado cita en el coso, para que gracias a sus triunfos. Lorenzo quien alcanzara a torear en once diferentes tardes en la misma temporada, habiendo sido superado tan solo por Liborio Ruiz –quien con el tiempo se convertiría en un extraordinario banderillero- y quien llegó torear en aquella temporada hasta en 14 ocasiones.
Al año siguiente, 1932, nuestro personaje decidió a viajar a España, pudiendo actuar tan solo en 5 tardes permaneciendo en ese país durante el invierno, para retomar su carrera al año siguiente en donde ahora si, pudo tomar parte en 15 novilladas y tomar la alternativa para participar en dos corridas como matador de toros. Mas adelante, debutó en Madrid el 19 de marzo de 1933, siendo herido de gravedad al mes siguiente el 20 de abril, cuando actuaba en la misma plaza, en donde un novillo de la ganadería de Bernardo de Quiróz le propinó una fuerte cornada en el muslo izquierdo. Finalmente, tomó la alternativa de matador, el 6 de agosto en Santander, de manos de Pepe Bienvenida, siendo testigo “Maravilla”, regresando a su país para actuar nuevamente como novillero y retomar la ansiada “borla” el 5 de Septiembre de 1934 en Aranjuez, España en donde fue su padrino, nada menos que “ El Pasmo de Triana” Juan Belmonte, considerado por muchos como la máxima figura de la torería mundial pero sin duda alguna, la figura mas importante de todos los tiempos.
Garza, de regreso a México, actuó nuevamente en El Toreo capitalino, el 25 de noviembre de 1934, en donde confirmó su alternativa española, siendo ahora su padrino Jesús Solórzano y testigo el español “Maravilla” quien se encontraba en nuestro país haciendo su temporada invernal con el toro “Tabaquero” de la ganadería de Zotoluca, para que en su siguiente actuación capitalina, se consagrara para convertirse en un auténtico Ídolo de la afición capitalina, así como la máxima figura de la torería mexicana de la época.
Aquel suceso acaecido el 3 de Febrero de 1935, durante la 13ava. corrida de la temporada de El Toreo, en donde Alberto Balderas y Garza fueron anunciados en mano a mano, con San Mateo, siendo una corrida histórica, ya que los seis pupilos de don Antonio Llaguno, lidiados esa tarde resultaron excelentes, tanto que la autoridad debió concederle vueltas al ruedo a todos ellos, pero que se quedara corta, limitando el homenaje a tan solo a dos : segundo y quinto.
A Balderas, el primero de esa tarde, “Madroño” de nombre, le infirió una grave cornada en una ingle, tras los lances de recibo, por lo que fue trasladado a la enfermería primero y al sanatorio después, quedando la corrida en manos del otro alternante; el regiomontano Lorenzo Garza, quien lidió, triunfó y se consagró tan definitivamente ante la afición capitalina que nunca lo pudo olvidar. Tuvo petición de oreja y dio vueltas al ruedo luego de la muerte de los cuatro primeros; “Madroño”,“Trianero”, “Barbero” y “Rumboso”, mientras que a los dos últimos les cortara a ambos, las dos orejas y el rabo, siendo sacado a hombros por una multitud emocionada en compañía del ganadero, al término de la corrida.
Garza falleció en 1978 víctima de una afección hepática.