Diario Cultura.mx

LAS COSAS QUE NOS INSPIRAN: Conocerse a uno mismo

Por Mariana García Luna

Me parece que no podría haber otra cosa más inspiradora que conocer las profundidades del ser más importante en nuestras vidas: uno mismo.

Nos preocupamos mucho por conocer a los demás, por agradar a otros, por que nos quieran, y está bien. Pero ¿qué hay de agradarnos a nosotros mismos, de conocernos verdaderamente, de amarnos y aceptarnos tal y como somos?… La mayoría de las veces se nos olvida que durante el tiempo que pasemos en este divino planeta, nos guste o no, estaremos con la única persona que jamás podrá abandonarnos: nosotros.

A la escuela se va para aprender sobre la historia de la humanidad, sobre cómo están conformadas las palabras y la naturaleza, sobre la importancia de los números, de las leyes de la física, de la química de los elementos; mas en ninguna primaria existe (que yo sepa) alguna materia que nos enseñe a conocernos y a amarnos a nosotros mismos. Lo cual debería ser fundamental, porque así nuestras sociedades estarían conformadas por personas mejor desarrolladas, tanto intelectual como emocionalmente.

Sé que a nivel de diplomados o talleres ya existen cursos de este tipo, no obstante, están al alcance de la mano de unos cuantos. En Estados Unidos hay algunas escuelas que tienen integrado el sistema de “inteligencia emocional”, anteponiéndolo al del coeficiente intelectual. Sería buenísimo que en los planes de estudio se encontraran materias relacionadas. Porque si hay algo que merma la conciencia de las personas, sobre todo de quienes vivimos en los países en vías de desarrollo, es la falta de autoestima. Y autoestima no es más que falta de amor por uno mismo. ¿Y cómo puede amarse lo que no se conoce?…

Hay varias técnicas para conocerse. En mi experiencia, la soledad es la que más te acerca a ese conocimiento. Cuando estás solo, te permites vivir sin la influencia de nadie más, te permites averiguar qué te gusta y qué no, qué piensas y qué sientes acerca de esto o de aquello. Te permites ser tú. Te permites experimentar el mundo desde una única perspectiva: la tuya. Entonces, te haces de un criterio, de una visión particular, te llenas y estás listo para compartirte. Porque los seres humanos no sólo compartimos cosas o momentos, nos compartimos a nosotros mismos, y eso es lo más valioso que podemos dar.

Por supuesto, no se trata de dejar plantada a tu esposa, a tu novio, a tus hijos o a la persona con quien vivas y que le digas: “Ahí te ves, voy a conocerme a la punta del cerro”. Claro que no (aunque, para el que no tenga ningún compromiso o pueda darse la oportunidad, la experiencia vale la pena); sin embargo, hay que buscar momentos para poder estar a solas.

El silencio, la meditación, los paseos en la naturaleza, la contemplación, la lectura son otras de las herramientas que pueden ayudar al autoconocimiento. Pienso que la principal herramienta es que quieras en verdad conocerte. Si empiezas a formularte a diario aquella pregunta que el hombre se ha hecho durante toda su existencia: “¿quién soy?”, tal vez pronto puedas encontrar tus respuestas y gozar más de este viaje llamado vida acompañado de ti mismo: el único ser que estará contigo siempre.

Y a ti, ¿te inspira conocerte?…