La transgresión del cuerpo y el uso del poder a través del crimen. En el El libro rojo III
Por: Yanet Aguilar Sosa
El libro rojo III
El libro III rojo reúne a 54 creadores; relatan hechos de sangre ocurridos en México entre 1959 y 1979
En las dos décadas que corren de 1959 a 1979, los hechos de sangre en México son muchos y harto perversos. En esos años lo mismo se descubrió un cementerio clandestino donde Las Poquianchis enterraban mujeres que hacían prostituirse, y también infinidad de fetos; que ocurrieron hechos fundamentales de la historia del país, como la noche de Tlatelolco, el Jueves de Corpus y la Guerra Sucia en este México tan nuestro. De esas historias de sangre da cuenta El libro rojo, proyecto editorial coordinado por Gerardo Villadelángel Viñas.
En la tercera parte de ese proyecto publicado por el Fondo de Cultura Económica hay 27 historias acompañadas de igual número de obras visuales, donde escritores y artistas reinterpretan historias de la nota roja ocurridas en México entre 1959 y 1979. El proyecto tiene como vocación darle seguimiento a El libro rojo, 1520-1867 que publicaron Manuel Payno, Vicente Riva Palacio, Juan A. Mateos, Rafael Martínez de la Torre y Francisco Zarco.
Gerardo Villadelángel Viñas asegura a que en estas dos décadas hubo hechos contundentes: Las Poquianchis, y también la presencia del narcotráfico como espectáculo en los medios, a partir de la aprehensión, la fugay la propia personalidad de Alberto Sicilia Falcón, que se posicionó “como elprimer narcotraficante mediático de México”.
El editor mexicano dice que el libro es la historia de este país desde el enfoque sangriento. “Sabemos que la historia también se ha narrado con sangre, desde los ejercicios del poder, a partir de la transgresión de los cuerpos; por supuesto que somos sangre y venimos y estamos permeados por una cultura de la sangre y la violencia”.
Discurso cambiante
Hace 13 años, Villadelángel Viñas comenzó a gestar este ambicioso proyecto que arrancó con historias de sangre desde 1868 y abarcará hasta aquellos que transcurran en 2013; ahora, en este tercer tomo, da cuenta de hechos como la historia de Román Guerra Montemayor, el asesinato de Mercedes Cassola, las muertes de Ramón Gay y Agustín de Anda, la Operación Cóndor y la historia de “El niño Cerelac”.
Al paso de estos 13 años y con tres tomos publicados, Gerardo Villadelángel señala que si algo ha cambiado es su perspectiva del discurso de lo criminal, del discurso del ejercicio del poder sobre el cuerpo y de la transgresión del cuerpo.
“Los crímenes han existido toda la vida y este es un seguimiento de una historia de cinco siglos; sí creo que ha cambiado es ese discurso del crimen, sobre todo si ahora observamos el discurso del narcotráfico, de la intervención del cuerpo de los narcotraficantes sabemos que son significados que ellos quieren plantear a partir del cuerpo violentado”.
Ha cambiado la perspectiva del tratamiento de la violencia por eso no lo deja de asombrar el crimen porque sus discursos y su aplicación generan nuevos significados de la gente que está efectuando ese crimen y desde luego plantea nuevos significados en la gente que son testigos de esos hechos criminales.
Su propuesta literaria siempre va de la mano de la propuesta visual, por eso cada texto escrito por narradores, cronistas, historiadores y periodistas, va acompañado de una obra realizada también ex profeso por un artista visual. “Me interesa mucho que tanto el texto sea hecho ex profeso para hacer la nueva interpretación desde nuestros tiempos a un episodio histórico, y que cada una de estas imágenes sean hechas ex profeso para que los artistas hagan una interpretación de los episodios, quiero una interpretación no una ilustración”.
En este tercer volumen participan 54 creadores, entre ellos Francisco Hinojosa, Alejandro Magallanes, Carmen Leñero, Teresa Margolles, Gerardo de la Torre, Gabriel de la Mora, Rafael Aviña, Estrella Carmona, José Ramón Garmabella, Manuel Felguérez, Fritz Glockner y Francisco Castro Leñero. “Al final de la serie seremos como 350 participantes en el proyecto, entre artistas visuales y escritores”, concluye Gerardo Villadelángel Viñas.
Fuente: El Universal / México /
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