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LAS COSAS QUE NOS INSPIRAN: Las cosas negativas

Las cosas negativas

¡¿Qué qué qué?! ¿Pero cómo es esto posible?… ¿No se supone que esta columna trata de enfocarse en las cosas positivas, la buena vibra, la buena onda y todo ese rollo?… No, no, no, me niego a leerla, para cosas negativas ya hay suficientes, nada más falta encender la televisión para que pululen libremente por ahí, como para ahora encontrarlas justamente aquí. ¡¿Qué tienen de inspirador las cosas negativas?!

Calma, calma, que no cunda el pánico (o como diría el inolvidable Chapulín Colorado: “Que no panda el cúnico”). Precisamente porque esta columna se enfoca en las cosas que se encuentran en la vida diaria y que sirven para inspirarnos es que he querido mencionar aquello que se nos presenta con mayor frecuencia: las cosas negativas.

En el mundo de la dualidad, es decir, del bien y del mal, del Yin y del Yan, del arriba y del abajo jamás podremos escapar de las experiencias negativas. Nunca, never, jamás. Así que como dice el dicho “Si no puedes con el enemigo, únetele”, es mejor hacerse a la idea. Yo creo que ya va siendo hora.

En el rechazo está el sufrimiento. Cuando no aceptamos lo que nos sucede, estamos luchando con lo imposible; pero cuando  aceptamos el presente con todas las implicaciones —buenas o malas— que éste conlleve, la angustia disminuye, ya que, por lo menos, el dolor de la pelea desaparecerá. Esto no quiere decir que el conflicto dejará de existir, simplemente nuestra perspectiva habrá cambiado y estaremos más dispuestos a aprender lo que la experiencia nos esté enseñando.

Por supuesto que las cosas negativas nos pueden brindar inspiración. Claro, no nos brindarán placer y, en infinidad de ocasiones, sí mucho dolor; pero si las observamos fijamente veremos que siempre surgirá una lección que nos revelará más de nosotros mismos que cuando se experimenta la euforia de vivir.

La cuestión es que también hay que agradecer por las cosas no tan buenas que nos pasan, porque la manera en la que reaccionemos a ellas será el termostato para medir nuestro nivel de madurez, de fe, de confianza o de lo que cada uno se haya planteado como indicador de su camino correcto.

Sabemos que no andamos tan perdidos cuando una situación que tiempo atrás nos hubiera echo lanzar gritos, portazos, insultos y ofensas al pobre que se nos cruzara enfrente, hoy simplemente nos incomoda, nos molesta un rato y después se olvida. Entendemos que la paz siempre es preferible al conflicto, que a la tristeza no hay que abrazarla por temporadas enteras, porque se nos puede hacer costumbre. Cuando empezamos a notar esos “pequeños”, pero enormes cambios en nuestras vidas, sabemos que la cosa no va tan mal.

Desgraciadamente para nosotros, la práctica es la única que nos ayudará a conocer nuestros niveles y capacidades. Así que la próxima vez que un evento desafortunado aparezca en tu vida, invítalo a pasar; quien quita y por no cumplir con su propósito de fastidiarte, se desanime y se marche tan rápido que apenas lo notes.

Después de todo no estuvo tan mal, ¿no?

Y a ti, ¿te inspiran las cosas negativas?…