Los conciertos
La música inspira libertad, pasión, expresa todo aquello que sentimos, pero que no atinamos a poner en palabras. La música es sublime y nos eleva a un estado de plenitud y gloria. La música une.
Jamás fui fanática de las multitudes, por eso nunca he sido muy asidua de los conciertos, sin embargo, los tiempos cambian y con ellos, yo también. Recientemente pude experimentar la “vibra” que se siente cuando más de tres mil almas se juntan para celebrar la vida a través de la música de las mejores bandas mexicanas de rock y de electrónica. Fue simplemente genial. Éramos un montón de seres humanos eufóricos, brincando al ritmo de los beats, sintiendo que en cada nota nuestro espíritu se expandía hasta los confines del universo.
Entonces me puse a pensar que en este mundo el que se siente solo, lo hace porque quiere. Es cierto que no te vas a hermanar con todos, ni te vas a hacer “superamiguis” del que estuvo cantando a un lado tuyo hasta quedarse sin voz, ni harás comadre a la chica que gritaba como loca “¡Te amo, Kinky”! Pero si lo pensamos un poco podríamos darnos cuenta de que siempre habrá cosas que nos unan, y que en esos momentos vale la pena bajar un poco la guardia y observar que lo que le “mueve” a uno, “mueve” también al otro.
La música nos inspira porque nos transporta a otras dimensiones, nos hace soñar, volar; nos conduce a los caminos inexplorados del autoconocimiento. ¿Por qué esta música nos gusta y la otra no?, ¿qué hace que ciertas letras nos enfaden, nos hagan llorar o nos hagan gozar tanto que podemos escucharlas una y otra vez hasta que el reproductor de CDs las vomite?…
La música nos une porque podemos compartirla con quienes más queremos, porque puede ser puente para enlazar a alguien que quisiéramos querer o que nos quiera. ¿Acaso en México el mariachi no tiene un papel importantísimo en el romanticismo?…
Los conciertos son eventos en los que se congrega mucha gente para compartir, para expresarse; cuando volteas a tu alrededor y ves a la gente cantando la misma canción que tu adoras, piensas: “¡Vaya, este cuate qué buen gusto musical tiene!” o “Tú sí que me entiendes, mano”. Entonces, aunque sea por un momento, gracias a esos maravillosos músicos y cantantes, parece que todos habláramos un mismo idioma.
Por supuesto, donde hay conglomeraciones, hay vicisitudes también, sobre todo cuando hay que aguantarse en la kilométrica fila para ir al baño, o hay quienes no se comportan a la altura, se pasan de copas y de más; pero, precisamente, ¿no es este el momento oportuno para poner aprueba nuestra tolerancia, nuestro aprendizaje a enfocarnos en lo verdaderamente importante, en lo bueno, y no en las “pequeñeces”?… A mí me parece que sí.
Así es la vida, tal cual como un concierto, en donde encontraremos cosas que no nos gustan o que nos hacen sentir incómodos. Sin embargo, si observamos detenidamente y nos dejamos sublimar por la música, ésta nos llevará a los rincones más hermosos de la expresión: la libertad, la pasión, la creatividad, la unicidad.
Y a ti, ¿te inspiran los conciertos?…
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