Diario Cultura.mx

LAS COSAS QUE NOS INSPIRAN: Los tropezones

No voy a contar la historia de mis tropezones (físicos y metafóricos), porque la columna se haría interminable. Lo que sí voy a contar es que descubrí que los tropezones que nos damos en la vida sirven para inspirarnos; claro, eso si después del santo porrazo, de sobarnos con mucho cariño la parte afectada, sea una rodilla o el corazón, ponemos atención al que parece ser un hecho de pura índole accidental.

Un tropezón es un aviso, es un mensaje que nos pide que seamos más observadores del camino por el que transitamos. Tiene la intención de ayudarnos a no tropezar con la misma piedra y descubrir que en el fondo se halla una lección. Aunque una cosa no parezca tener relación con la otra, lo cierto es que de una u otra manera, todos los hechos externos que nos suceden a diario nos están mostrando constantemente lo que pasa en nuestro interior.

Los tropezones vienen disfrazados de muchas maneras. En ocasiones vienen envueltos en colores tan llamativos que nos deslumbran; otras veces sus colores son sombríos, por lo que preferimos sacarles la vuelta, entonces es cuando el tropezón se disfraza del color más bello para llamar nuestra atención, y ahí caemos redonditos. O, a veces, parecen ser tan minúsculos, tan insignificantes como un golpecito con la esquina de la cama, que los pasamos desapercibidos. Gran error. Con el tiempo, ese “insignificante” golpecito puede convertirse en un hecho de graves consecuencias.

La cuestión está en saber reconocer que cualquier tropezón, grande o pequeño, disfrazado o directo, tiene una función y sirve para indicarnos cómo va la elección de vida que hemos tomado. No sólo se trata de evitar los tropezones, sino de estar alertas, de aprender la lección que nos están tratando de enseñar, para que, entonces sí, no se repita una y otra vez y se convierta en ese círculo vicioso del que es muy difícil encontrar la salida.

Si sigues haciéndote preguntas del tipo: ¿por qué siempre me pasa esto a mí?, ¿por qué todos los hombres (o todas las mujeres son iguales)?, ¿por qué tengo tan mala suerte?, ¿por qué a otros les va bien y a mí no?… quizás es porque no has aprendido las lecciones que se encontraban escondidas en todos aquellos incontables tropezones que se te han presentado en tu vida. Si ya no te haces estas preguntas, ¡felicidades! Has superado las pruebas. Sin embargo, permanece atento a los próximos indicios; cuando una lección se ha aprobado, lo más seguro es que lleguen otras de un nivel más alto. Algo así como en los videojuegos: entre más obstáculos libres, mayor número de niveles avanzarás hasta llegar a la meta.

La meta de esta vida es la felicidad. Los tropezones son los obstáculos que, dependiendo de las decisiones que tomes, pueden llevarte a vivir con plenitud o a mantenerte en un estado constante de infelicidad. Tú eliges.

Y a ti, ¿te inspiran los tropezones?…