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Vestigios de barcos hundidos en Veracruz

Vestigios de barcos hundidos en Veracruz

Arqueólogos mexicanos encontraron un cementerio natural de barcos en el puerto de Veracruz; justo en el arrecife de Bajo Hornos, que constituye una ancha franja de 500 metros que limita el acceso al puerto, se identificaron diversos objetos que datan del siglo XVI al XX. Dichos vestigios de barcos hundidos en Veracruz ha llamado la atención de la población. Desde hace aproximadamente 20 años, el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) ha mostrado gran interés en la antigua zona de comercio maritimono. Desde entonces, se han registrado materiales que denotan la intensa actividad que se tenía en el puerto de Veracruz. Lo anterior fue informado por el propio INAH en un comunicado oficial:

“A partir de inmersiones en el Arrecife Bajo Hornos se han podido recuperar restos de más 300 objetos, entre los cuales predominan la cerámica y el vidrio, incluyendo fragmentos de procedencia mexicana, española, inglesa, francesa y estadounidense. Asimismo, en los sitios de este encalladero conocidos como Orejas, Jiníguaro y Reina, se han detectado vestigios dispersos de embarcaciones que zozobraron entre los siglos XVI y XX” comenta el comunicado en el sitio oficial.

Vestigios de barcos hundidos en Veracruz

También se explica como dicho arrecife funcionaba como una trampa natural para los barcos; los cuales, a pesar de estar anclados, se hundían con facilidad debido al gran transito de embarcaciones que sobrepasaba el limite adecuado. Según apuntó el  arqueólogo subacuático Ricardo Borrero Londoño, las corrientes arrastraban los restos de estos desastres al Arrecife Bajo Hornos, punto que actuó como trampa de naufragios hasta antes de la renovación y modernización del muelle en 1902.

“Los materiales depositados en el Arrecife Bajo Hornos dan cuenta de la historia a través de los siglos, de uno de los puertos más importantes de América hasta la fecha, atendiendo aspectos como el intercambio comercial, la influencia cultural y los hábitos de consumo”, concluyó  Ricardo Borrero.