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LAS COSAS QUE NOS INSPIRAN: Fluir

Fluir

“Si la vida te da limones, haz limonada”, dice el dicho. Nunca, como hoy, entendí tan claramente el significado de esa frase. Creo que fue durante la adolescencia cuando la escuché por primera vez y, la verdad, me imaginé cortando limones y preparando jarras y jarras de limonada… no sabía, que aquello sería la metáfora de mi vida: ¿qué es lo que ésta me ha dado en abundancia, que tengo que preparar y compartir?… Cuando lo descubrí dejé de brincar enormes paredes y obstáculos; de golpearme contra ellos. Entonces, me encontré caminando por el camino corto y empecé a fluir.

La Historia nos ha enseñado que las grandes metas, que los imposibles se consiguen a fuerza de sufrimiento, de lucha constante, de no dejarse vencer; en otras palabras: siendo tercos y peleando contra las adversidades. Y es cierto, grandes obras se han conseguido de esta manera. Pero, ¿es verdad que es la única forma de lograr los sueños?… ¿es “peleando” como se consiguen los objetivos?… ¿Acaso no hay formas más amorosas? ¿Todo tiene que ser una guerra?…

La humanidad ha comenzado a despertar, a salir del oscurantismo, a darse cuenta de que hay otra manera de hacer las cosas: está aprendiendo a fluir. Afuera hay un montón de ejemplos.

¿Y cómo se fluye?… aceptando lo que te sucede a cada momento; tomando lo que, en ese preciso instante, te ofrece la vida; confiando; queriéndote; reconociendo quién eres; escuchando tu corazón. ¿Te parecen palabras románticas, nada más?, ¿que el mundo no es así?… Todo depende de con qué ojos quieras mirar.

Fluir no significa que estirarás el brazo y por arte de magia aparecerán suculentos manjares. Debes enfocarte y trabajar en ello, pero no desde el miedo, la angustia y la desesperación, sino desde ese lugar que está dentro de ti que sabe que todo estará bien. Estás aquí por una razón: el sitio en donde te encuentras es perfecto. Revisa tu alrededor, quiénes están contigo, qué situaciones estás viviendo, qué tienes en tus manos, qué ideas en tu mente… Guarda un momento de silencio y escúchate, realmente escúchate; cuando empieces a hacerte caso, estarás fluyendo. Tú lo sabrás, porque verás que las cosas resultan más fáciles, más ligeras, hay menos tropiezos, y cuando los hay, son para recordarte que debes ser paciente o, quizás, porque te estás desviando del camino correcto.

¿Y si no tienes limones?… Tal vez, puedas preparar la naranjada más rica de toda la colonia o el agua de horchata más deliciosa de todo el país. Recuerda que cada uno tiene sus propios dones; no desees los de tu vecino porque podrías dejar al mundo sin eso que sólo tú sabes hacer.

Y a ti, ¿te inspira fluir?…

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