Diario Cultura.mx

Sobre La clonación

Un encuentro con Fansi Carlon

—¿Cómo hacemos para terminar con esto? Siempre venís y te hacés el que está todo bien. No está todo bien. Todo lo contrario —dijo Fansi Carlon.

—Confío en que los lectores van a participar de su verdad. Está expuesto, pero a pesar de su postura, la gente va a saber entenderle. De ahí a que apoyen semejante locura, es otra cosa.

—No me cambies de tema. Soy lo que soy —dijo el científico—, y si no tenés los huevos para darte cuenta que intento terminar lo que se debe, no me recrimines. Insisto en eso. ¿Por qué nos seguimos encontrando en este bar andrajoso?

—Intento saber por qué está en contra de la humanidad —le dije—. Todavía creo que podemos llegar a un acuerdo. Estoy dispuesto a volver con usted. A ayudarlo en el instituto.

—No me vengas con idioteces. Nadie va a confiar en tu palabra. No tengo nada que decirte al respecto. ¿Para qué me hiciste venir? Mi tiempo vale oro.

—Retráctese, doctor —le dije—. Puede que todos hayan olvidado lo que pasó en el instituto, pero eso no lo desliga de su compromiso. Aparte, me debe unos cuántos años de vida. Eso no tiene valor —El hombre detrás de la barra se mostró impaciente. Después me di cuenta de algo fundamental. Los empleados eran otros. Fansi Carlon estaba recobrando sus influencias. Una situación que muchos deberían saber.

—Escuchame —dijo corriendo su café hasta el centro de la mesa—. La próxima vez que me quieras ver, es muy posible que no esté disponible —se levantó de la mesa—. Estoy cansado de ver cómo los escritores de mala muerte te manipulan en mi contra. Tengo cosas más importantes que hacer.