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LAS COSAS QUE NOS INSPIRAN: El éxito de los demás

El éxito es relativo, porque depende de las creencias de cada quien. Para algunos significa acumular riquezas y poder y para otros, vivir en paz, con la consciencia tranquila y el corazón contento. Y ninguna de las dos partes está equivocada, pienso.

Desde pequeños se nos inculca que hay que perseguir el éxito, que es la meta de la realización personal, el objetivo a cumplir, el significado de la vida… Pero, en verdad, ¿eso es el éxito?

Sin importar lo que signifique, sabiendo que de todas maneras queremos alcanzarlo, mi objetivo con esta columna es intentar verlo desde donde muy pocas veces lo vemos: del lado del prójimo.

Esto no significa que no tendremos que enfocarnos en conseguir nuestro propios sueños, sino en aprender de los otros, de quienes nos llevan la delantera. Alegrarnos desde lo más profundo de nuestro ser por los logros de nuestros amigos, vecinos, hermanos, parientes, desconocidos puede traer tanta inspiración a nuestra vida, que lo más seguro es que pronto podamos estar hablando de tú a tú con ese tan anhelado personaje invisible, aunque tangible, llamado éxito.

Nuestro país, lamentablemente, se ha caracterizado por ser el cangrejo que jala de la pata del otro para no dejarlo salir de la olla; ¿qué pasaría si, por fin, cambiáramos de mentalidad y nos convirtiéramos en delfines que unidos pueden capturar los mejores cardúmenes?… ¿No estaría el éxito asegurado para todos?… Si nos convirtiéramos en una sociedad de ganadores, ¿acaso no tendríamos una mejor vida?…

Qué sencillo y utópico resulta ser aquello de alegrarse por el éxito de los demás; pero qué realidad tan diferente podríamos observar si lo practicáramos a diario. Si realmente fuéramos capaces de entender que no somos islas, que, a pesar de ser entes individuales, todos somos uno; que lo que haces a tu hermano te lo haces a ti mismo. ¿Hasta cuándo nos caerá el veinte?…

Ejemplos de éxito los vemos todos los días, aunque parezca que hay que buscarlos con lupa. ¿Será que tenemos que agudizar la visión?… Si no, qué es una madre contenta y realizada por serlo; qué es una pareja viviendo en feliz matrimonio; qué es la cocinera recibiendo halagos por su menú; qué es la abuelita abrazando a sus nietos; qué es el estudiante, cansado y ojeroso, sacándose un diez en el examen; qué es el profesionista percibiendo un sueldo por su labor; qué es la señora dejando limpia y perfumada la ropa…

¿Acaso no son estas historias de éxito?…

Observemos el entorno, con seguridad, encontraremos personas profundamente exitosas que nos inspirarán a seguir con pie firme. Sí, profundamente exitosas, porque la profundidad del triunfo proviene del espíritu, de lo que hagas para estar en armonía con él.

Y a ti, ¿te inspira el éxito de los demás?…

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