Francisco “Pancho” Villa
Revolucionario mexicano (San Juan del Río, Durango, 1876 – Parral, Chihuahua, 1923). Campesino pobre, huérfano y con escasa formación, cuando estalló la Revolución de 1910 llevaba varios años fugitivo en las montañas por haber asesinado a uno de los propietarios de la hacienda donde trabajaba.
Enseguida Pancho Villa se unió a Madero en su lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz, y demostró una habilidad innata para la guerra. Aprovechando su conocimiento del terreno y de los campesinos, formó su propio ejército en el norte de México, con el cual contribuyó al triunfo del movimiento revolucionario.
(Doroteo Arango Arámbula) Revolucionario mexicano (San Juan del Río, Durango, 1876 – Parral, Chihuahua, 1923). Campesino pobre, huérfano y con escasa formación, cuando estalló la Revolución de 1910 llevaba varios años fugitivo en las montañas por haber asesinado a uno de los propietarios de la hacienda donde trabajaba.
Enseguida Pancho Villa se unió a Madero en su lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz, y demostró una habilidad innata para la guerra. Aprovechando su conocimiento del terreno y de los campesinos, formó su propio ejército en el norte de México, con el cual contribuyó al triunfo del movimiento revolucionario.
Pancho Villa
En 1912 fue encarcelado, al sospechar el general Victoriano Huerta que estaba implicado en la rebelión de Orozco en defensa de las aspiraciones sociales del campesinado, que Madero había postergado. Consiguió escapar a los Estados Unidos y, tras el asesinato de Madero, regresó a México y formó un nuevo ejército revolucionario, la División del Norte (1913).
Con ella apoyó la lucha de Venustiano Carranza y Emiliano Zapata contra Huerta, que se había erigido en dictador. Juntos le derrocaron en 1914; pero después de la victoria de esta segunda revolución, Villa y Zapata se sintieron defraudados por Carranza, y volvieron a tomar las armas, ahora contra él. Esta vez la suerte militar no estuvo de su parte: Álvaro Obregón derrotó a los villistas y Carranza se consolidó en el poder, logrando el reconocimiento oficial de su gobierno por los Estados Unidos.
Primer delito
Precoz desde chavito: a los 14 años, al perder en un juego de cartas, fue a la hacienda de la Ciénaga de Basoco, robó y vendió unas mulas, y luego las volvió a robar a los compradores para devolverlas y evitar represalias. Después de haber defendido “la honra” de su hermana a manos de un hacendado que intentó violarla (Villa le disparó en la pierna), tuvo que huir, se dedicó a robar, desde un burro hasta armas, para sobrevivir. Por eso cambió su nombre a Francisco Villa, lo buscaban como Doroteo Arango.
Corazón alegre
Pancho Villa tenía un amplísimo corazón, siempre dispuesto a conquistar y nunca negarle su caricia y amor a ninguna mujer. Algunas investigaciones indican que se casó al menos 27 veces, tanto por la iglesia como por el civil, tuvo unos 26 hijos. A todas sus mujeres les puso casa y a todos sus hijos los mantuvo, incluso mandó a algunos a estudiar a Estados Unidos. De lo que no hay números es de las aventurillas casuales del revolucionario.
Vulnerable a las balas
Lo que no pudieron hacer los militares lo hizo un civil: desarmar a Villa. Al tejer una alianza entre Pancho Villa y Lucio Blanco, el escritor Martín Luis Guzmán le propuso regalarle su pistola al general Blanco como una muestra de confianza. Villa accedió y le entregó el arma, por unos instantes quedó desarmado y desprotegido; nervioso, de inmediato pidió otra pistola a su Estado Mayor.
Siempre en vigilia
Más de la mitad de su vida fue perseguido y acosado, por lo que cambiaba continuamente de ubicación. Si dormía en una casa, debía tener patio para salir huyendo; dormía en un lugar y despertaba en otro; su caballo siempre estaba ensillado; aparecía donde nadie lo esperaba, siempre con la pistola cargada.
Promotor de la Ley Seca
Decía que la cerveza sabía a “miados”. Como gobernador en Chihuahua estableció la ley seca para el ejército y amenazó con fusilar a quien encontrara bebiendo, persiguió a fabricantes y destruyó “vinatas”. Decía que el alcohol era el culpable de las desgracias de las personas.
Compra su libertad
Por su habilidad y elocuencia, Villa se fugó de la prisión de Santiago Tlatelolco. Cuando estuvo detenido conoció a un hombre que lo ayudó ayudó limando los barrotes de la reja de los acusados por donde escaparía. Él y su liberador caminaron hasta el Zócalo y tomaron un taxi rumbo a Tacubaya; tras regatear, Villa convenció al chofer de llevarlos a Toluca para trasladarse después a Mazatlán.