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Poesía Visual en Monterrey

El gran impulsor de esta expresión artística, el poeta Carlos Pineda, llegó a nuestra ciudad para presentar en la Casa de la Cultura de Nuevo León su magna colección de cinco tomos “Poesía Visual Mexicana: La Palabra Transfigurada”.  Los primeros tres volúmenes corresponden a la compilación de las vienales de poesía visual y experimental en México; el volumen cuatro, va desde José Juan Tablada hasta 2013, mientras que el último tomo presenta el trabajo de poetas actuales. Esta obra  obtuvo en 2012 el beneficio a los Proyectos de Inversión en la Producción de Obras Literarias Nacionales (EPRO), del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Debo decirles, ya hace algunos años había visto algo sobre la llamada “poesía visual” en los talleres literarios de los poetas Minerva Reynosa y Nérvinson Machado. Siempre quise saber algo más de tema. En 2013, ya como promotor cultural, veo en el programa de la FIL de Guadalajara la presentación de esta colección, así,  busqué más información y di con su sitio oficial:  http://www.poesiavisualmexicana.com.mx/ Contacté al coordinador de este proyecto, Carlos Pineda, editor también de Ediciones Del Lirio y finalmente con el apoyo de Conarte, se cristalizó su presentación en nuestra ciudad.

La primera referencia de la poesía visual la tenemos allá por el 300 a.c. el poeta Simmias de Rodas elabora una serie de “poemas gráficos” los cuales llegan a nosotros gracias a la compilación del poeta sirio Meleager de Gadara en el siglo I a. C. con el nombre de Technopaegnia.

En su estancia en Monterrey el maestro Pineda dio una plática en la Cadena Ciudadana de la Cultura, donde despejó algunas dudas sobre el tema:

“La gente de letras podría decir, esto es plástica; los artistas plásticos dirán, no, esto es literatura. El problema es ¿por qué querer ubicar la poesía visual en un lugar o en otro?. La poesía visual busca la conjunción equilibrada entre los elementos visuales con los lingüísticos, ninguno está por encima de otro, aunque es claro, los artistas visuales tenderán más al uso de la imagen, al collage, los escritores tenderán más a lo letrístico, más a las cuestiones lingüísticas. Pero la poesía visual pretende un “diálogo” entre estos dos discursos. La imagen de una poesía visual a diferencia de un cuadro de arte, por ejemplo un paisaje, donde es autosuficiente por sí mismo, porque tienen un discurso, hay una narrativa completa en él. En el caso de la poesía visual la narratología de la imagen se complementa a partir del elemento lingüístico. Una de las estrategias del poeta visual es sustituir una parte de la imagen con elementos lingüísticos o sustituir una parte de un elemento lingüístico con un elemento visual.  El caligrama es la expresión más elemental de las posibilidades plásticas de la expresión lingüística”.

La gran sorpresa, entre el público regiomontano asistente en estas presentaciones, había escritores trabajando en proyectos de poesía visual así como universitarios trabajando en tesis sobre esta disciplina. Vimos también a los escritores Lucía Yépez, poeta y Laura Fernández escritora y artista plástica de la Regia Cartonera interesados en este apasionante arte.

Finalmente dentro del ciclo Escritores en su Tinta en el Café Nuevo Brasil coordinado por el escritor Eligio Coronado, Carlos Pineda se despidió de los regiomontanos en una lectura de su obra poética de sus poemarios Imago (1997) y Silencio: el silencio (2010) más otros de su libro en prensa Tal vez, vos, y no nada, que editará Conaculta. En esta velada compartieron también su poesía los poetas Rita Bendia Lizacano y Guillermo Jaramillo.