Andrea Saga es de aquellas personas que se atrevieron a volar sin tener alas. Mientras imaginaba volar sin su ayuda, sentía que manos la atrapaban y la golpeaban contra la realidad. Al final decidió que las alas eran importantes, que se trataban de formas de propulsión de vuelo. Y mientras creaba personajes alados, en su mente halló a Eloah; su mundo mágico, un mundo que podremos conocer gracias a Potenkiah, la primera entrega de una trilogía que, además, promete precuelas.
La trama presenta a Bridget, la princesa heredera al trono, objeto de conspiraciones y del terror de todo un pueblo. Ella ha sido elegida por Potenkiah, la piedra de la Muerte, para cumplir con la profecía de ser la salvadora de los eloahnos. Se entiende, entonces, que el camino que recorrerá Bridget no será fácil. De hecho, a lo largo de la historia se observa cuál es el precio que la princesa tendrá que pagar ante tal empresa.
No es sólo un libro de fantasía. Con la pregunta: ¿Qué pasaría si…? Andrea logró cruzar el puente que le llevaba al país de Eloah; un mundo que había tenido su contacto con la humanidad como los aztecas lo habían tenido con los españoles. El choque cultural entre ambas realidades dio a luz la visión futurista que la escritora plasma en su novela, en que la tecnología toma un papel remarcado en el desarrollo de la misma.
Respaldado por Editorial Planeta, éste no es un libro habitual en México. Durante el proceso creativo y su posterior escritura, Andrea jamás lo imaginó publicado. Fue por las buenas críticas realizadas por familiares y amigos por las que se decidió a hacerlo. El camino fue largo y difícil. El libro no hace referencia a los narcos y a la violencia imperante en el país. No expresa la cotidianeidad y diversidad de un país como México. Porque ese no es el objetivo que ella se propuso alcanzar.
Es un refrigerio, un sitio de recreación, un refugio. Lo que hace la diferencia entre éste y los demás libros de fantasía es que Potenkiah es una novela escrita por una mexicana; con un amplio enfoque del panorama que se encuentra frente a ella. Es el comienzo de una trilogía que promete emociones intensas, que presenta elementos tan distantes entre sí y que su punto común radica en que está hecha con el corazón.
Ante la expectativa alcanzada, a Andrea le agrada la idea de que su obra sea llevada al cine por la industria fílmica nacional. Sin embargo, no lo cree posible. Desea una adaptación bien hecha porque sabe que los recursos descritos en su novela no son fáciles de recrear y eso implica un alto presupuesto. El cine nacional no está preparada para una saga como ésta, y no lo dice con soberbia sino con sinceridad. No hay presupuesto para abarcar todo lo que conlleva el país de Eloah. Y en ese sentido, tiene razón.
