El domingo 11 de octubre se presentó en la sala 103 de Cintermex, en el marco de la 25 Feria Internacional del libro Monterrey 2015, los poemarios “Río de Lobos” editada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, y “La noche se ha vuelto un territorio triste” de Oficio Editores, presentaron, la autora Rossy Elizondo Dávila Guevara, y los escritores Elia Martínez Rodarte, Fernando Galaviz Yeverino, Marisa García Padua y Juddymay. Cabe mencionar que un día anterior la poeta Rossy Elizondo se presentó en “Punto e” para entablar un diálogo con el público presente.
Enseguida la presentación de Marisa García Padua, sobre la obra de Rossy Elizondo:
“Hablar de la poesía de Rosa María Elizondo Dávila es entrar a su mundo, el de una artista completa, tanto en la plástica como en la poesía que día a día se convierten en su forma de vida.
Un oficio al que se llega con tesón, esmero, profesionalismo y un fuerte compromiso con la humanidad, la comunidad de su entorno, la comunicación, y siempre encaminada hacia el bien común, sin egoísmos ni falsas poses, su coherencia habla por sí misma en su trato, en su persona en sus actos y con su familia y amigos verdaderos.
La procuración independiente de recursos para sus obras, de creación de formas de un imaginario poético en toda su extensión habla explícitamente de sus esfuerzos y sus más íntimos deseos de sus invenciones fundadas en su un fino sentimiento de mujer poeta nacida para escribir.
El apoyo incondicional al ser, la exteriorización en lienzo y en papel con imágenes y palabras crudas, pero realistas, sublimes y llenas de incomprensión muchas veces entorno a lo amoroso y la crueldad del mundo. Es también voz lúdica poderosa para expresar la mística mexicana, su simbolismo más profundo y encarnado, dejando a la luz sus más íntimos pensamientos, en un grito que canta si atadura.
En su poemario Rio de Lobos. Rosa María Elizondo Dávila habla en sus textos del origen desfavorable muchas veces del país en que vive, de la injusticia, de la violencia, de la soledad, de la crueldad en sí y del amor subjetivo y abstracto que emerge de un imaginario que desnuda la vereda del dolor de vivir en esta tierra tantas veces sin equidad y otras tantas en destrucción.
Es también Rio de Lobos, un canto profundo a la raíz de la madre tierra, al nacimiento de sus entrañas poéticas y la exposición más verídica de su esencia artística. La obra de Rosa María. Elizondo Dávila en su Río de Lobos es un escenario intrínseco, un propio back-graund de sí misma, La producción poética de Rosa María Elizondo Dávila es la pictórica de la palabra en sus textos abstractos y surrealistas con un ornamento natural, orgullosamente mexicano donde plasma los ecos entrelazados del amor al folklore, a la propia creación de otros artistas, artesanos, indígenas, seres desprotegidos en una sola voz.
En su poemario Rio de Lobos canta a los lobos hombres humanos, a la suerte, a la luna, al silencio, al misticismo religioso mexicano indígena de un huichol, de una virgen de Guadalupe,
A la sirena, al suicidio:
“El canto nace a partir del suicidio de las sirenas”
“Lascivas iluminados caen las sirenas al silencio
Buscan en la arena brillante ombligos tiernos
Cantan afónicas historias
Desde sus pechos desnudos y musicales
Fuera dela costa lamen un suspiro
Caracolean esdrújulamente
El amanecer escurre de sus cabellos,
Enjugan su amarga cola de pescado
Desayunan lastimosas
Húmedas de soledad. (Fragmento).
Donde inmovilizar el río de lobos
…hasta cuando Virgen de Lupe
Subo al mundo?
Esto es horas ahogadas
Comer calvarios con cucharas de alpaca,
Darle forma a los nombres
R e s t i r a d o s de flores de difuntos.
En la tierra agrietada nacieron lobos
Creció el t o t e m
Con tus ojos y tu corazón sediento.
Gloria al canto, hermano,
Gloria Patri et filio
Esta noche el canto está perdido.
Pedaleo a orillas de la ciudad.
Niños ante la madrugada toman forma
Sin suerte en el país de los sueños.
De su producción poética que es prolifera tanto como su creación plástica Rosa María Elizondo Dávila está más que lista para navegar en otros entornos donde también se escuche el eco de su sintonía como artista madura que hay que reconocer grandemente por el valor creciente de sus obras y su quehacer artístico en constante evolución.
De visión de artista temprana e instantánea, orgullosa, diva oculta resplandeciente como sol de mayo, de útero ocupado y roto, así era, así fue, así es su mundo encantado, entrelazado en el árbol, en el cielo, en la ola, en la cruda realidad de los días y la locura de las horas cuerdas de un poeta que canta, vibra y se transforma en lo que quiere, en lo que ama”.
Marisa García Padua.
Fotos: Aldos Sánchez Rodrigo Tovar.