Jenaro Villamil empezó su proyecto de una manera muy diferente a como lo terminó. Peña Nieto estaba en su auge, en su momento, donde las reformas estructurales parecían encumbrarlo. Todo tomó un curso diferente a partir de Ayotzinapa, siendo éste el punto de quiebre para su mandato. Mandato que se comenzó a construir desde su gubernatura en el Estado de México, en el 2005, bajo el cobijo de Televisa.
La caída del telepresidente, libro publicado por Penguin Random House, es directo desde el prólogo. En éste, Elena Poniatowska se remite a la masacre de Tlatelolco, el 02 de Octubre de 1968, un hecho; sin lugar a dudas, lamentable para la historia del pueblo mexicano. Es imposible, con base a estas líneas, comparar la tragedia del ’68 con Ayotzinapa que, en la actualidad, es uno de los problemas generados en el gobierno de Peña Nieto y que han empañado su mandato.
Por lo tanto, le cuestiono cuáles son las diferencias y semejanzas entre estas masacres, ambas bajo mandato príista. Concuerda en que ambos sucesos son el punto de quiebre para los mandatarios en turno, también que, gracias a los dos eventos, nació una oposición, una resistencia ante un gobierno autoritario. Pero lo que más asemeja, es el probable uso de elementos de fuerzas del orden para reprimir: El batallón de Olimpia en el ´68, y el 27 batallón de Iguala, en el caso actual.
No puedo evitar, tampoco, preguntarle sobre porqué Ayotzinapa fue el punto de quiebre para el gobierno de Peña Nieto y no lo fue el Casino Royale o la Guardería ABC para el sexenio de Calderón en donde también había sido perjudicada demasiada gente inocente. Al año del incendio del Casino, la indignación social había terminado. A la semana la gente continuaba yendo a los casinos para divertirse.
La diferencia radica en que, explica, mientras las voces de los familiares de los muertos del casino Royale se fueron apagando, las familias ayotzinapas continuaron en pie de lucha. Como causa cultural influyente mencionó que la Escuela Rural de Ayotzinapa es emblemática debido a que en ese lugar se formaron personajes importantes en activismo social: Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.
Otro aspecto que influyó en la indignación se generó a partir de la tardía respuesta de Peña Nieto ante semejante suceso. Con Felipe Calderón, las víctimas del trágico incendio fueron merecedoras de una semana entera de luto nacional.
Tampoco puedo alejar de mi cabeza la idea que Peña Nieto representa el presidencialismo y el autoritarismo del mismo PRI y, por tal motivo, se formó muy tempranamente una apatía hacia él. Menciona al #YoSoy132 como respuesta ante la posibilidad del regreso de un viejo PRI, que se movilizó ante esa perspectiva. Le gritaban, de forma implícita, que eso no pasaría. A pesar de que no se logró la primavera árabe, comenta Jenaro, el movimiento fue capaz de costarle a Peña Nieto más de cinco millones de votos.
¿A qué se debió, entonces, que #YoSoy132 no perdurara? La respuesta para Jenaro es simple, los movimientos sociales de ese tipo no pueden prevalecer como tales, sin embargo, están presentes sus integrantes, inmiscuidos entre la oposición que señala los errores de Peña y la censura por parte del duopolio televisivo.
Para Jenaro Villamil, tanto las tragedias y la corrupción ocurridas en mandatos anteriores, así como el levantamiento de ese movimiento, son los factores que dirigieron al país tal como lo vemos hoy; son los factores que están provocando la caída del telepresidente.