Como rehabilitar la posibilidad de un mundo mejor. Notas sobre “Nuestra historia narcótica…” de Froylán Enciso

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Pasajes fantásticos sobre la historia de México con las drogas y su significado en presente y futuro. El historiador Froylán Enciso habla de su libro “Nuestra historia narcótica: pasajes para (re)legalizar las drogas en México”, cómo tomó lugar, las historias que lo conforman y sus predicciones para el tema en el futuro.

Un buen libro de no-ficción debe hacerte saber que aquello que considerabas un punto de vista complejo es en realidad una idiotez. “Nuestra historia narcótica: pasajes para (re)legalizar las drogas” tiene mucho potencial de ser eso para el lector y muy definitivamente lo fue para mí. Quiero creer que en el año 2015 ya no es universal esa visión de la guerra contra las drogas como una misión moral ante una violencia repentina y sin explicación. Aunque sea una versión que buena parte de nuestra ciudad insiste en seguir creyendo. Aun así pocos pueden entender el tema con los matices y los detalles que Froylán Enciso, el autor de este libro y un experto en el camino de las substancias ilegales en la historia de México.

Froylán Enciso tiene algo de maestro de primaria que quiere que te emociones con la geografía del país, sólo que en este caso la geografía del país viene a ser historias de narcotraficantes famosos en la década de los años 30, matanzas poco conocidas por el ejército mexicano y porque “Alicia en el País de las Maravillas” es sobre LSD. Al entrevistarlo contaba la historia narcótica de México deteniéndose palabra por palabra y dejándose llevar libremente por una historia que no necesita de arreglos para parecer ficción. Las historias se contaban solas.

P: ¿Cómo empezó a escribir sobre el tema?

R: Tenía 17 años cuando ingresé en la licenciatura de relaciones internacionales en el COLMEX. Llegué al colegio de Mazatlán y todos mis compañeritos habían viajado a Europa, tenían muchos idiomas, muchos elementos para seguir el trabajo el trabajo de clase. Lo que yo sabía era la narco cultura, así que empecé a escribir de lo que sabía.

En específico los textos de aquí vienen del 2010. Llevaba muchos años trabajando el tema pero me conmovió mucho todo el sufrimiento que provocó por todo el país la llamada –mal llamada –guerra contra las drogas durante el sexenio de Calderón. Así que decidí junto con algunos amigos abrir un blog en una página de activismo que se llamara “Nuestra historia Narcótica”.

nuestra-historia-narcotica-de-froyln-enciso-1-638Empecé a juntar textos que nos ayudaran a imaginarnos otras formas de relacionarnos con las drogas que no incluyeran la violencia y la corrupción. Mi conclusión en medio de la guerra fue empezar a escribir textos históricos que ayudaran a víctimas de la corrupción y de la violencia a imaginarnos juntos, empezar a imaginarnos juntos formas más maduras de relacionarnos con estas substancias.

Hicimos una selección para que estas breves historias muy pedagógicas, muy fáciles de leer, nos contaran una historia más grande. Y esa historia más grande es la historia de la relación de México con las drogas desde el siglo XIX hasta nuestros días. Así empecé y así fue el proceso de producción de nuestra historia narcótica.

P: ¿Cómo fue entonces el proceso de pasar de un medio electrónico como un blog a un libro?

R: ¿El proceso editorial? Organicé todo cronológicamente y vi cuales eran las más esenciales. “Nuestra historia…” no es un libro exhaustivo, es una curaduría de anécdotas ejemplares que te van reflejando un momento histórico. Cuáles son los casos más ejemplares, cómo fue cambiando la relación de los mexicanos con las drogas.

P: ¿Cómo reacciona la gente cuando habla de esto?

Ahorita estamos tan metidos en la lógica de la guerra, de la guerra contra las drogas, que nos es bien difícil encontrar una lucecita entre tanto miedo, tantas malas noticias que recibimos todos los días entre lo que es “La Inseguridad”. Los textos los escribí de una forma simple buscando personajes con los que te pudieras identificar. Busqué y me discipliné de forma que hasta en el malo más malo, o el que me cayera más mal, encontrarle un rasgo de humanidad para que cuando el lector leyera sobre estos personajes, entendiera. Yo creo que la reacción al libro ha sido sobretodo de sorpresa. Porque dicen “Esto es una historia fantástica”. A mí me gusta que digan esto porque así se llamaba el blog antes de llamarse “Nuestra historia narcótica”: “Postales fantásticas”; porque por un lado lo fantástico es algo así, que llama a la sorpresa; pero por el otro lado La Fantástica es una parte de la psico-actividad. O sea, es “Alicia en el País de las Maravillas”. La reacción es eso, que los títulos de éste libro son fantásticos. ¿Por qué tienen esa reacción? No porque el libro tenga hongos alucinógenos incluidos (mucha gente querría tener una muestra gratis) sino porque estamos tan metidos en esta lógica de guerra, estamos tan metidos en esta lógica de guerra y de corrupción que no es imposible imaginarnos que la cocaína no es un invento de los carteles colombianos.

El punto es que es muy difícil, metidos en la guerra con el narcotráfico, oyendo noticias como –por ejemplo–la última vez que vine a Monterrey vine al sexto aniversario de una conmemoración del Casino Royale. Cuando uno recibe ese tipo de noticias es muy complicado ponerte a investigar este tipo de anécdotas y ver de dónde viene éste problema, de dónde vienen estas substancias por las que ahora nos estamos matando los unos a los otros.

Esta es la primera reacción, de lo fantástico, de lo sorprendente; luego viene una segunda reacción. Cuando la gente lee por ejemplo que muchas de estas substancias se usaron como medicina luego me dicen “Ah, ya entendí porque personas como Raúl Elizalde en Monterrey están luchando para que su hija Grace tenga acceso a un anti convulsionante que es derivado de la marihuana” En estas substancias tienen este efecto: por un lado pueden ser veneno y por el otro lado pueden ser una medicina. Y es esta ambigüedad que hemos moralizado lo que lo que nos tiene metidos en esta cueva de ignorancia que es la guerra contra las drogas.

P: ¿Cómo pasa este salto tan dramático entre unas simples medicinas a algo tan satanizado como son hoy en día las drogas?

R: Este salto viene entre 1917 y 1940. En 1917 los médicos de Venustiano Carranza, norteños en su mayor parte, propusieron que se hiciera un departamento de salubridad que regulara las drogas y en el camino prohibiera algunas. Que prohibiera el uso no prescrito, recreacional, de la heroína, la morfina y de los opiáceos en general y de la marihuana. La marihuana la metieron de entrada u poco porque a los militares les provocaba muchos problemas de disciplina porque como sabemos la revolución la hicieron soldados que se la pasaban tomando pulque, fumando marihuana y cuando podían se tomaban un mezcalito o un tequila, dependiendo de la región del país. ¡Aunque te rías! ¡Todo mexicanos sabe que “la cucaracha no podía caminar si no tenía un churro pa’ fumar” durante la revolución!

(Entonces el Sr. Enciso empezó a cantar una versión marihuana y revolucionaria de “La Cucaracha”)

Como te iba contando entre 1917 y 1949 todavía no era claro cuáles de estas medicinas como los opiáceos, como la marihuana eran buenas, eran malas, ¿cuáles se debían regular? Hubo un primer impulso por prohibirlas, por perseguirlas con policías sanitarios. No policías federales ni militares pero policías sanitarios. En los años 30 hubo un grupo en la policía de salubridad que se rebeló y llegó a la conclusión de que era mejor tratar el tema de las drogas como un tema de salud pública y no como un asunto policiaco y militar porque con un asunto policiaco y militar, cuando lo prohibías, porque si mandabas a las policías siempre surgía la corrupción y la violencia. De eso se dieron cuenta los médicos en los años 30.

Había un médico que se llamaba Leopoldo Salazar Viniegra –y en eso me detengo mucho y eso le da el subtítulo a la obra –porque Salazar Viniegra decide y le propone al gobierno de México que legalice las drogas pero no que México las legalice solo sino que busque que alrededor del mundo se elimine la prohibición de las drogas. En 1939 Salazar y una comisión de diplomáticos va a la Liga de las Naciones a tratar de convencer a los demás países del mundo que se legalicen las drogas pero fracasa, encuentra oposición, sobretodo de Estados Unidos y Canadá.

En 1940 se legalizan las drogas. Lázaro Cárdenas legalizó las drogas. Abrió dispensarios en los cuales los consumidores de drogas podían ir por su propia dosis a un precio abajo del mercado negro. No te daban gratis tu morfina o tu heroína pero te cobraban debajo de los traficantes de la época como Lola la Chata. Lola la Chata se puso furiosísima cuando legalizó Lázaro Cárdenas las drogas en México. El proyecto no fracasó por el enojo de Lola la Chata sino porque, una vez más, al inicio de la primera guerra mundial el gobierno estadunidense se opuso a la política independiente de tratar las drogas como un asunto de salud que tuvimos en México. Y es ahí donde inicia el periodo actual de la guerra contra las drogas, en los años 40 después de la legalización. Con apoyo policiaco y militar de los Estados Unidos empiezan a haber operativos, sobretodo en el noroeste de México, en Sonora, en Chihuahua, en Durango: para tratar de limitar a la producción y al contrabando de drogas y ayudarle a los estadunidenses para que ellos controlaran en la guerra el suministro de opiáceos para el frente de batalla. Cada soldado estadunidense que participó en la Segunda Guerra Mundial tenía su dosis de heroína. Cada soldado de los 14 millones de soldados tenía una dosis de heroína, había 14 millones dosis de heroína. Ahora bien eso provocó en México durante los años 50 y 60 un gran auge del mercado negro de drogas igual que aquí en Monterrey que había mucho mercado de alcohol cuando prohibieron en el alcohol allá en el otro lado. Pero en el noroeste de México y también en el Golfo aprovecharon que la prohibición subía los precios para contrabandear, subir lo más que podían y contrabandear todo a Estados Unidos.

P: ¿Entonces la prohibición crea un mercado aún mayor?

R: Sí, porque como hasta nuestros días, lo que está prohibido es muy buen negocio, porque en lugar de pagar impuesto al estado si tú logras evadir al estado te quedas con todo el dinero. El problema es que para que logres hacer un negocio que está prohibido necesitas pues o corromper al gobierno o imponerte al gobierno de manera violenta. Y es lo mismo cuando ha estado prohibido el alcohol o bueno el tráfico de personas luego de la prohibición de la esclavitud o cualquier cosa. Cualquier mercado negro funciona igual.

P: Menciona en las entrevistas figuras bastante memorables como “Lola la Chata” o Sicilia Falcón y a los “narcostars”… ¿Los “narcostars” siempre han existido?

R: Los “Narcostars” no siempre han existido. O sea el narcotráfico como espectáculo surge hasta los años setenta.

El punto es que en los años 70 cuento la historia de Sicilia Falcón por eso. Porque me preguntas ¿Qué onda con tener al narco como espectáculo, qué onda con eso de tener “narcostars”? Pues es una creación uno: provocada por el aumento de precios, provocada por la creación de estos mercados negros luego de la división de las drogas; dos: por motivos estratégicos como el cierre de la Ruta Turco-Francesa da una oportunidad de negocio a la gente que quiera vender droga a Estados Unidos por México; tres: por el crecimiento del mercado en Estados Unidos por el regreso de los soldados en Vietnam.

Es en este marco, en esta cultura donde Sicilia Falcón se convierte en el primer “narcostar” mexicano. Nació en Cuba, participó en la Revolución Cubana, ayudó a Fidel a que llegara al poder y luego se arrepintió y se enroló en la CIA en el movimiento en contra de Fidel Castro. Fracasó como parte del movimiento contrarrevolucionario en Miami y decidió irse a la República Mexicana y estableció un negocio de marihuana y cocaína. Hay registros médicos que dicen que era homosexual pero yo creo que era bisexual porque se volvió amante de Irma Serrano, alias La Tigresa, y ella fue amante de Gustavo Díaz Ordaz, el ex – presidente de México. La Tigresa cuenta que Dolores Olmedo, la gran patrona del arte, amiga de Diego Rivera, trató de bajarle el novio, es decir a Sicilia Falcón, cuando se lo presentó en un restaurante de la Ciudad de México. Por estos medios, es decir “dando el braguetazo” Sicilia Falcón logró infiltrarse en la élite mexicana.

Sicilia Falcón logró establecer la primera gran organización internacional de lo que ahora el gobierno llamaría “cartel” a principios de los 1970. Sin embargo Estados Unidos no lo deja crecer mucho y hace una organización de inteligencia para tratar de desorganizar a Sicilia Falcón. Sin embargo y nada que ver con el presente, cuando lo meten a la cárcel en Lecumberri él no se conforma. Entonces soborna a todos los funcionarios de la cárcel y empieza a cavar un túnel por el cual se escapa luego de unos meses de estar preso. Compró una casa cerca de la cárcel del palacio negro de Lecumberri y desde ahí empezaron a cavar un hoyito hasta que llegaron a su celda. Nada que ver con el presente. Caso histórico que narro en “Nuestra Historia Narcótica”.

¿Por qué narro esta historia? Porque es curiosa. Sí, porque es curiosa, me gustan las historias, las buenas historias. Al final soy un historiador y a eso me dedico. A acordarme de lo que el resto de la humanidad olvida. Pero además de eso porque refleja este elemento de la corrupción, o sea la corrupción no se inventó ayer. Es algo intrínseco al mercado negro de las drogas y a la prohibición de las drogas.

P: ¿Qué valor en si tiene el demostrar que este conflicto no es una cuestión reciente?

R: El valor que tiene es tratar de imaginarnos un mundo mejor. Una de las funciones de la historia y de los historiadores en nuestra especie es básicamente el mantener vivos en la memoria colectiva ciertos eventos del pasado que nos ayuden a imaginarnos un futuro diferente y nos ayuden a entender que la manera que están armadas las instituciones gubernamentales del presente son construcciones que nosotros hemos hecho. La prohibición de las drogas es una construcción y si uno entiendo eso en términos históricos, si uno entiendo eso, que no siempre ha existido uno puede entender también que nosotros las podemos construir y reconstruir, o sea, como rehabilitar la posibilidad de un mundo mejor.

P: Para finalizar: ¿Entonces es inevitable la legalización de ciertas drogas, aunque sea la marihuana, como en otros países ya están haciendo?

R: Yo creo que sí, que vamos a la legalización. Cuando hablo de legalización no hablo de que uno vaya al OXXO y se compré una dosis de heroína sin ninguna regla. Estoy hablando de diferentes tipos de regulación. No es lo mismo comprar una cerveza que unos cigarros. Lo mismo va a ser para el resto de las substancias. Uno va a tener que cumplir ciertos requisitos, ciertos protocolos para comprar marihuana que serán diferentes a los de la cocaína y a los de la heroína. Lo que me hace pensar que vamos a la legalización de las drogas es, básicamente, que a unas horas de Monterrey, aquí en la frontera, las drogas ya se están legalizando. Más de la mitad de los estados de Estados Unidos tienen por lo menos marihuana para el uso medicinal. Hay tres estados que ya la tienen autorizada para el uso recreativo. Eso implica que el gobierno estadunidense ya está cobrando impuesto a sus marihuanos. Lo cual yo creo que está bien porque los marihuanos se están haciendo responsables de su consumo y están contribuyendo con impuestos a las finanzas públicas que después se les van a regresar en forma de servicios de salud y servicios de salubridad pública, que son gastos que ellos también provocan con su consumo. O sea, se hacen responsables de su consumo.

Ya están desarrollando una industria multimillonaria, ya le están quitando el negocio básicamente a los narcos y los políticos corruptos. Mientras tanto, paradójicamente, el gobierno gringo nos manda cientos de millones de dólares a México por medio de la Iniciativa Mérida para que nosotros podamos seguir invirtiendo en entrenamiento y en armas y equipamiento militar. Es decir, están en una especie de outsourcing de la sangre, subcontratación de la sangre. Mientras ellos ya están legalizando mantienen la guerra fuera de sus estados. Sin embargo yo creo que esto va a cambiar en el futuro a corto plazo. Sí, a corto plazo. El año que entra, por ejemplo, va a haber una reunión de la asamblea general de las Naciones Unidas sobre las drogas donde se van a revisar los Tratados Internacionales de prohibición de la marihuana y de muchas otras substancias. Y se vislumbra que si Estados Unidos no va a promover la legalización global de las drogas por lo menos si se van a quedar callados y van a permitir que otros países avancen en esa dirección como sus gobiernos locales están avanzando. Entonces 2016 va a ser un hito en esta tendencia desde Estados Unidos para la legalización de las drogas.

En esta reunión lo que yo creo es que la postura mexicana no tiene que ser insalvable de apoyar a los gringos en el proceso de la legalización global de las drogas. Si creo que nos conviene y creo que nos conviene hacerlo rápido, antes de que ellos se queden con todo el pastel de la industria, porque eso es lo que está pasando. Porque nosotros estamos tan metidos en la lógica de matarnos unos a otros por el mercado de la marihuana y de otras substancias al mismo tiempo que a ellos los está enriqueciendo y está fortaleciendo sus instituciones y nosotros nos estamos quedando fuera de esa jugada en términos mercantiles o comerciales. A pesar de que nos conviene, legalizar nosotros lo más rápido posible no creo que sea suficiente. Alrededor de México, durante este siglo de prohibición de las drogas apoyada y azuzada por Estados Unidos ha habidos cientos de miles de víctimas de estas políticas. Entonces yo creo que México debería pedirle a las naciones prohibicionistas como Estados Unidos que contribuyan en la reparación de los daños, que contribuyan para las víctimas de guerra contra las drogas. Hay decenas de miles de desaparecidos, cientos de miles de desplazados alrededor del país por la violencia, docenas de periodistas asesinados y desaparecidos alrededor del país. Gremios que han sido atacados bajo el pretexto de la guerra contra las drogas y hay comunidades muy resentidas que han sufrido violaciones de derechos humanos por parte del ejército y por parte de las policías. No es tan sencillo, no es así como “legalizamos y borrón y cuenta nueva”. En el proceso para un nuevo régimen de control de drogas debemos pensar en formas de justicia para las víctimas. Es por eso que la presentación de “Nuestra historia narcótica” invité no a un gran historiados local ni nada sino a Raúl Elizalde y a Leticia Hidalgo.

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About Author

juan Ivan González

Estudia licenciatura en Negocios Internacionales en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Estudios complementarios que pueda. Ha publicado enlas revistas electrónicas “Los Omniscientes”, Radiador Magazine y Ahí Muere.

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