El pasado 20 de enero del presente año se llevó a cabo una charla con algunas de las integrantes del Programa de Fotografía Contemporánea en su edición número 14.
El PFC es un proyecto educativo que se lleva a cabo cada año, con el impulso de CONACULTA y CONARTE con el objetivo de estimular la creación y producción fotográfica.
El Programa de Fotografía Contemporánea se lleva a cabo durante un año, tiempo que necesario para que los integrantes puedan entregar un proyecto fotográfico concluido, los primeros 6 meses se llevan a cabo sesiones con diversos asesores que revisan el portafolio y los distintos proyectos de los participantes para ofrecerles alguna crítica, con el fin de mejorar la calidad de éstos y sobre todo de la exposición final, con la que concluye dicho programa.
La primera charla sobre la exposición de proyectos fue moderada por la fotógrafa Veronique Chapuy, en la mesa participaron las integrantes del PFC 14: María Fernanda Casco (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1993), Estefanía Palomino (Ciudad Madero, Tamaulipas, 1991), Estefanía Garza (Matamoros, Tamaulipas, 1991) y Satsi Acevedo (Ciudad de México, 1978).
Los trabajos expuestos se integran por material fotográfico y audiovisual; y hablan de distintos temas que abarcan en sí la contemporaneidad como la muerte, la vida, la incertidumbre, la desorientación. En palabras de las integrantes, el PFC brinda principalmente la experiencia de experimentar con el proceso creativo.
De una manera disciplinada cada uno de los integrantes tienen que entregar algún resultado en las sesiones que se vayan impartiendo con distintos asesores. Para al final obtener un resultado de dicha producción que termina siendo expuesta en el Centro de las Artes de Nuevo León.
Estas jóvenes nos cuentan una historia, ya sea la propia o la de su entorno o pueden ser distintas historias que perciben y lo hacen a través del lente fotográfico medio por el cual pueden expresarse mejor, más que un resultado fotográfico el espectador se va a encontrar con experimentos y procesos creativos que, si bien, han dado algunos resultados, otros no han sido concluidos del todo. Las chicas nos muestran su preocupación por la incertidumbre por una especie de miedo que no sabrían como nombrar, que ni siquiera están seguras de que se le pueda llamar miedo, pero que insisten ponerle un nombre no precisamente con palabras, sino con el lenguaje de la fotografía.