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Delia Guerrero y los trazos de sus emociones

La maestra Delia Guerrero nos recibió en la Galería “Antonio López Sáenz” para conversar sobre su obra que está incluida en la exposición La retórica de lo imaginable, Tres artistas en la GAALS. Los curadores fueron Minerva Solano, directora de Artes Plásticas del ISIC, y Stephanie Cortés.

Hablando de una obra suya que estaba frente a nosotros, menciona que esa obra en especial le dice diferentes cosas dependiendo de su estado de ánimo, que a veces “su discurso visual me provee de una intención estética y no de una ordinaria que me llevó a dejar ese testimonio. Finalmente se va dando una personalidad en nuestro modo de decir las cosas. No es algo que sea por accidente”.

Para ella, vivir una experiencia estética es una necesidad que se va manifestando de forma constante. El hecho de dejar un testimonio es con los recursos que se tiene a la mano, no necesariamente intencionados (los asuntos de las técnicas, por ejemplo) los que se aplican. Es un estar presente con una idea no ordinaria de querer crear una estructura que decore un papel.

Sobre su experiencia de maestra, nos comentó que a las personas que han sido escolarizadas para comprehender, para sentir y para pensar les cuesta mucho tener una idea propia: “en mi caso, creo que he sido un poco subversiva en algunas cosas porque no soy de temperamento obediente, y yo pensé que era una dulce persona, pero en realidad soy una persona con una fuerte creencia en su esencia. Aún no puedo darle esa posición a mi rol en la sociedad. Soy una persona que ya triunfé pero como soy muy seguidora de las vanguardias, tengo un respeto por los pensamientos de mis contemporáneos y que una veterana de las artes esté diciendo que es competitiva, que siente, que no puede dejar de producir. Siempre acabo relacionándome muy bien con mis alumnos, que más que mis alumnos son mis amigos producen conmigo, pero ellos andan concentrados en hacer videojuegos, en animación 3D desde Japón, y yo me pregunto: ¿qué están haciendo conmigo?”.

Delia Guerrero, pintora, nació en Casas Nuevas, Sinaloa, el 8 de septiembre. Egresó de la Escuela de Artes Plásticas de la UAS. En 1991 fue directora de la misma; desde ese año sus exposiciones individuales han sido numerosas; sus colectivas, desde 1976 hasta la fecha, son más de 180, y han sido realizadas en Sinaloa, Durango, ciudad de México y Arizona, EUA. Obtuvo el premio de adquisición en cuatro ocasiones, y dos menciones honoríficas (1998 y 2000) en el Salón de la Plástica Sinaloense; además, ha sido seleccionada en la IV, V y VII Bienal de Artes Plásticas del Noroeste. En 1998 obtuvo mención honorífica en el Premio de Pintura Antonio López Sáenz. Es catedrática de la Escuela de Artes Plásticas de la UAS.