Un buen día en el año de 1992, Li Hongzhi decidió crear un centro de estudios en el que se impartía una disciplina espiritual llamada Falun Gong (también llamada Falun Dafa), una especie de meditación que sigue una filosofía y un régimen de ejercicios que conducen a la iluminación espiritual y mejora de la salud. Basada en los principios de verdad, benevolencia y tolerancia, esta práctica incluye una mezcla de creencias budistas y taoistas. El Falun Gong rápidamente ganó seguidores, y en un principio contaba con el apoyo del gobierno chino; incluso promovían su ejecución debido a los grandes beneficios a la salud que proporcionaba. Sin embargo, años más tarde el Partido Comunista Chino y otras organizaciones de seguridad pública comenzaron a ver a esta práctica como una amenaza potencial debido a su gran tamaño, independencia del estado y enseñanzas espirituales. Llegaron a considerar al Falun Gong como un nuevo movimiento religioso nocivo para el Estado y la sociedad, por lo que en 1999 comenzó una ofensiva a nivel nacional con la finalidad de erradicar su práctica.
Desde entonces, el régimen chino persigue no sólo la disolución del Falun Gong, sino también la transformación de sus practicantes, sentenciándolos y forzándolos a renunciar a sus creencias, así como transformar sus pensamientos. Esto lo han hecho a través de métodos de tortura que, según informó The New York Times en 2009, ha cobrado por lo menos dos mil vidas. En una búsqueda por llamar la atención del pueblo de China y de la comunidad internacional para poner un alto a estos actos de crueldad, las víctimas de tortura han manifestado a través de dibujos los procedimientos a los que han sido sometidos injustamente en centros de detención. El régimen chino ha torturado severamente a disidentes, activistas y creyentes de diferentes maneras, sin respetar las leyes internacionales en materia de derechos humanos.
Algunos artistas que también han sido sometidos a estas torturas por practicar Falun Gong, han manifestado la brutalidad del régimen chino a través de su pintura. Una exposición internacional que lleva por nombre El Arte de Zhen, Shan, Ren, reúne todos estos trabajos y se ha expuesto en más de cincuenta países durante la última década.
Otras manifestaciones performáticas se han llevado a cabo, montando en lugares públicos exhibiciones en contra de la tortura que muestran algunas de las torturas que se les aplican a los practicantes del Falun Gong. Es así como a través de diferentes formas de arte, las víctimas de estos procesos radicales se esfuerzan por mostrar al mundo la crueldad del régimen chino.
Aunque para algunos resulte impensable que la tortura se siga utilizando como método de castigo o disciplinario, esto sólo es un ejemplo para demostrarle al mundo que se trata de una práctica que continúa vigente; además existen muchas otras víctimas sin la posibilidad de denunciar tal crimen contra la humanidad.
Con información de Cultura Colectiva
