Por Mónica Carrillo
“En un árbol dos monosílabos discutían sobre el sabor de un verbo”
Eligio Coronado
“La alegría no se cobra”, sostiene Grimo Grimaldo, el personaje, narrador y sumo sacerdote que nos entrega el camino a la felicidad, mediante la ingesta continua y prolongada del Flujo Dorado.
En un compendio por demás fluido —en todas sus acepciones— de bestias dignas de cualquier zoológico internacional y afamado, Eligio Coronado, nos regala una realidad, alternativa, si se quiere, imaginativa o imaginaria, sobre un grupo de individuos que han logrado librarse del tedio de la vida común y corriente, mediante el sagrado rito de la libación perpetua.
¿El sacro santo lugar de tal milagro? “El Abrevadero de los Dinosaurios” entrega la magia y el prodigio para quien pueda costearlo, y si no, contará con la solidaria colaboración de todos los presentes, y los ausentes, y los presentes que parezcan ausentes, pero que también están.
Con una prosa rica y rítmica, plagada de altibajos poéticos que rozan el humor y rayan en un misticismo etílico (digno de un análisis filosófico profundo) se nos invita a conocer más allá del simple acto mecánico del beber, llevado al grado de DEBER —con mayúsculas—, como una dedicación especial para semejante oficio que requerirá de todo el aplomo y entrega del oficiante. Se recomienda iniciar desde la primera infancia, porque es más saludable que muchos otros engaños, y porque sí, porque hace a la gente más feliz, aunque no quiera.
Entre ebrionautas y marinebrios, las profesiones etílicas abundan, las procesiones también, incluso las confesiones, como la de la trágica existencia de una patita de palo reflexiva y profunda, tan íntegra ella, que seguro se ganará la gloria entre las patitas.
Es mi beber/perdón/deber renombrar a los elefas, cocomandriles, zopilos y demás neogéneros que aparecen en esta novela, como un animalario perfecto para aquellos que gustan del pensamiento alternativo, siendo el sagrado elixir el medio para adquirir alguna especie novedosa, incluso en pagos, a crédito y con demás facilidades, acorde a su presupuesto, y obviamente, a sus gustos, fantasías y delirios personales. Ya que se ha creado tanto flora y fauna específica para este universo plagado de etil—licencias.
Coronado nos entrega un acercamiento tierno y humorístico a un tema por demás escabroso, y rudo, de crítica social. Esta crítica va más allá, en su abordaje —por de más amable— al empoderamiento del mercado, visos políticos y sindicalistas, e incluso se enriquece con el paseo de uno que otro famoso con personalidad vedada. Claro, no falta el pajarroquiano mal viajado que tiene su universo aparte, ese no nos interesa.
No conozco beodo más simpático y elocuente que Grimo, la soltura en su lenguaje y su extrema lucidez contagia, a grado tal, que es menester buscar algún tipo de bebencia para acompañar la lectura. No es una novela que se pueda llevar a—secas. ¿Solo o en las rocas?, se preguntará uno.
La dicha está más próxima de lo que uno nunca se ha imaginado. En este mundo de fantasía que se entrega sin límites, inacabable, profundo, como un buen tarro de cerveza. Cito:
“Al final, la gente acaba uniéndose al Flujo Dorado. Tiene más tradición y preceptos más definidos. Además, es el único que puede trasladarte al paraíso desde el primer contacto. Un simple sorbo transfigura tu concepción del mundo. Te vuelve más ligero y perceptivo. Incorpora tu sangre al vértigo y en suave flotación trasciendes el umbral de la Dicha Perenne. Quien entra aquí no sufrirá jamás. Ni dolor ni llanto sacudirán su espíritu” (p. 37-38). Chúpate esa Dante…
En nuestra ferviente búsqueda de la felicidad, recordemos que: “Los días no vienen, hay que ir por ellos”.
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*Eligio Coronado. El hombre de la dicha perenne. Monterrey, N.L.: Edit. Libros de la Mancuspia / UANL, 126 pp. (Colec. UANL & Libros de la Mancuspia, 1.)
Mónica Carrillo es poeta, novelista y maestra en educación superior. Ha publicado los poemarios: Entre el cielo y el suelo, Acceso restringido, Poemínimos para pequeñas tardes grises y Poemas para Nochebuena. Ha escrito las novelas: El Edicto, Anahechicera, La Línea de fuego y Bienvenido a Oniria, todas inéditas. Y en proceso: Vito, Los Becerros de oro y Bubblegirl.