La Revolución Francesa desembocó en el régimen de Terror quizá porque el pueblo francés no era tan linda como Emma Watson; o tal vez debido a que la monarquía no era tan galante como la Bestia. De cualquier forma, las similitudes entre la adaptación de Disney y el movimiento histórico iniciado en la toma de la Bastilla son demasiadas para pasar inadvertidas.
Para apreciar la nueva versión del clásico animado no es necesario llegar con una mentalidad nueva. De hecho, se disfruta doblemente al comparar los recuerdos de aquella película que en 1991 estrenaba la reciente tecnología Computer Animation Production System (CAPS), desarrollada para Disney por Pixar, que hacía posible colores y profundidad imposibles anteriormente.
Sin profundizar demasiado en las técnicas de efectos especiales, puedo decir que la versión de 2017 luce espectacular; las Imágenes Generadas por Computadora (CGI en inglés) están en su mejor momento, e impresionan desde la apertura en el castillo de la Bestia. La música también se destaca y quien vaya a verla doblada al español podrá recordar las viejas canciones retocadas con arreglos nuevos. Sin embargo, el reparto actoral es un aliciente para verla en su idioma original, entre los que sobresalen Gandalf (Ian McKellen) y Obi-Wan Kenobi (Ewan McGregor).
En esta actualización del clásico de Disney, se brinda un papel más relevante al padre de Bella, así como a la muerte de su madre y a la orfandad de la Bestia. Esto contribuye a redondear los personajes y por ende el espectador siente una mayor empatía.
Desde un inicio, la simbología de la rosa juega un papel cardinal. En el cuento de hadas de Beaumont, del siglo XVIII, ya se incluía como la razón por la cual la Bestia encarcela al padre de Bella. En ésta versión, además de servir de manera brillante como un reloj de arena para la maldición del castillo, hay otra rosa que guarda una elegante relación con la madre del personaje de Emma Watson. Simétricamente a las tres rosas hay tres mujeres preponderantes en esta historia: Bella, Agatha y la madre de Bella.
La rosa es representación ancestral de la divinidad femenina. La revolución francesa, envuelta en el encanto del romanticismo del siglo XVIII, por el cual incluso llegan a instaurar un calendario alegórico al ciclo de las plantas, propone, por lo menos en los ideales, un regreso a un estado más natural que la reinante e inhumana situación económica y social.
El amor es la clave para resolver la maldición que envuelve al castillo de aquel príncipe nefasto e insensible ante la miseria de las clases bajas, convertido en Bestia representando gráficamente la frase de Hobbes “el hombre es el lobo del hombre”, e irónicamente es luchando contra los lobos cuando muestra su lado humano al salvar a Bella de la ferocidad de la manada poniendo en peligro su propia vida. Emma hace las pases con él, pero no le entrega su amor, sino hasta que en complicaciones de la trama es agredido por Gastón quien demuestra ser más bestia la Bestia. Esto es observable desde que golpea a Kevin Kline (Maurice, padre de bella), y lo encierra por negarle la mano de su hija; más adelante el diálogo lo confirma previsiblemente.
Gastón demuestra, una vez más, ser peor que el príncipe encantado. Al igual que en la revolución mi tío abuelo Robespierre (a quien debo mi segundo nombre) demostró ser más visceral que Luis XVI.
Como diría el buen Nietzche, tío a su vez del caballo de Turín, (película de la que hablaremos en otra ocasión): “Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”.
Al final de la película, el pueblo se reconcilia con el noble caído en desgracia, y Emma Watson es quien hace posible el retorno de la prosperidad a ambas partes.
Todo mundo conoce la historia de La Bella y la Bestia, aun así, me disculpo por los spoilers: cuando Lumière (el candelabro, Ewan McGregor) corta la banana con una guillotina y dice “esto es Francia”, podemos estar seguros de que Emma Watson es la Revolución Francesa.
Igual, si no me creen, chequen lo que encontré en la investigación para este artículo. Por lo menos no soy el único tripeado. (;
Referencias
https://gtourial91.wordpress.com/2013/09/10/beauty-and-the-beast-and-maximilien-de-robespierre/
http://adamselzer.blogspot.mx/2011/01/beauty-beast-and-french-revolution.html