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Dieciséis Toneladas de Ronnie Medellín

Dieciséis Toneladas de Ronnie Medellín

Como toda buena novela negra, comienza con un asesinato, un caso que pasa der una estadística más a despuntar en el filero.

Aquí se narra la historia de Larry Tres Muertos, un ministerial con experiencia, y la de Rafael, un agente forense que le podría tener miedo hasta su propia sombra. Juntos, deben deshilvanar los hechos que giran alrededor de una serie de asesinatos, todos con los mismo rasgos: una muerte en el costado derecho del cráneo, tal vez un golpe, un martillo, un tabique; y la misma canción, las mismas dieciséis toneladas tarareando por las paredes.

¿Qué consecuencias llevará la santería, la muerte y el diablo cuando aparecen en escena?, ¿cómo combatirlos cuando sabemos que siempre estuvieron ahí?

La historia surca lugares negros, oscuros, tal vez callejones sin salida donde un par de personajes pudieran confundir con un laberinto interminable.

Ahí están no solo los recuerdos, sino la necesidad latente de resolver un misterio, un crimen, encontrar a un asesino que bien puede pasar por justiciero.

Sin embargo, poco nos queda saber, poco nos hace falta si en verdad lo extrañamos… pero a quién… al justiciero o a quienes andan tras él. A todos, y al mismo tiempo a quienes llevan en hombres. El diablo no es nadie si, solitario, anduviera caminando por las calles, siempre debe ser acompañado por las miles de almas que maman de su sangre.

El amor también ronda en estas páginas. No un amor cursi de esos que se bañan con pasteles y dulces. No. Aquí hay un amor ácido, casi fétido que nos entra por las fosas nasales y nos llega hasta los pulmones para quedarse toda una vida como el humo de cigarro que inhalamos a diario. Aquí el amor es una estocada.

En esta novela, Ronnie Medellín propone la fusión de un caso fantástico con una realidad que se vive todos los días en el país. Nos aterriza muy de cerca con una historia que se repite incansablemente en un México que se devora desde sus propias entrañas.