Porque el arte y la ciencia elevan al hombre al nivel de los dioses

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Posiblemente debí haber hecho una búsqueda más exhaustiva. Posiblemente debo de conocer más a fondo cómo fue y por qué surgió la expresión que le da el título a este texto.

Posiblemente, como se darán cuenta si continúan leyendo, no lo hice y no siento que deba hacerlo si, porque el arte y la ciencia están llenos de subjetivismos en primera instancia. Y esto, no es más que un vago intento por alcanzar esa instancia.

La expresión surge de una lectura complemente al azar. Ni siquiera estaba contemplada en mis pendientes y, tal como el arte y la ciencia, esa brisa de inspiración, que nada tiene que ver con “La Rosa de Guadalupe” ni con nada por el estilo, llegó sin haberla esperado.

Se trata de esa sensación que de pronto nos inunda cuando logramos conciliar el sentir con el pensar. Cuando podemos en verdad ser los narradores de nuestra propia historia. Cuando logramos crear en lugar de copiar o trasladar. Es esa sensación de verdaderamente estar presente y ser capaz de contemplar al pasado como lo que es y visualizar al futuro como una opción. Es eso que los verdaderos artistas y personas de ciencia han logrado desarrollar con el paso del tiempo. Sólo que es difícil de explicar.

Leyendo una pequeña reflexión que en su momento escribiera un tal Ludwig van Beethoven, vino a mi una serie de pensamientos que sé perfectamente que en algún momento he sentido. En algún momento, estoy seguro, todos hemos sentido. Sólo que poco tiempo después, nos es arrebatado o en el peor de los escenarios, nos lo extirpamos con la cruel realidad.

Esa fascinación por el conocimiento, por la expresión, por sentirse libre a través de las formas, las palabras y las fórmulas. La búsqueda incesante de la libertad. De la belleza, de la magia, de la acción. De la verdad.

Todos en alguna parte de nuestro desarrollo hemos tenido la dicha de fantasear. Algunos más que otros y otros más radicales que algunos.  Hemos viajado a otras galaxias, peleado al lado de magos y caballeros. Sufrido las consecuencias de sesiones psicotrópicas al lado de genios de la tecnología. Hemos destruido mundos enteros para mandar al mejor hombre a un planeta que niega su propia humanidad. Hemos crecido con caballeros de la noche que se niegan a morir por más que pase el tiempo. Hemos visto juguetes, autos y peces hablar. Y seguimos creyendo en eso. Seguimos gustando de eso.

Pero pocos nos atrevemos a tomar ese camino.

Si, el camino del carte y la ciencia, aunque siempre anhelado, es poco transitado por el común denominador de las personas. Quizá como muchas de sus facetas, representan una temporalidad en nuestras vidas. Una fascinante etapa que exploramos o quizá sólo anhelamos hacer, hasta que nos damos cuenta que el miedo nos consume.

Es ese pavor por vernos tan alejados de la mejor versión de nosotros mismos (que curiosamente, no hemos desarrollado nosotros mismos)  que nos detenemos a veces sin siquiera haber empezado.  Quizá de alguna forma se logró visualizar el futuro y se vio al artista o al científico que por más que luchaba con sus demonios internos (porque se sabe que son más que necesarios si se desea transitar esa vía), no lograba llegar a la culminación de su obra. Siempre la vería tan lejana e inalcanzable que cualquier esfuerzo por asirse a ella sería infructuoso.

Así ha pasado por generaciones. Así seguirá pasando conforme dejemos de creer que podemos ir de lo etéreo a lo concreto. De la mágia a la realidad. Porque la realidad no quiere decir que tengas que aprender trucos de magia o blandir sables de luz o reunir la energía vital de todos los seres del planeta con tal de eliminar los males. La realidad es aquello que tú haces posible.

“Go on; do not practise art alone but penetrate to her heart; she deserves it, for art and science only can raise man to godhood.”

(“Adelante, no solamente practiques el arte, sino penetra en su corazón; lo merece, porque el arte y la ciencia son lo único que elevan al hombre al nivel de los dioses”.)

“The true artist has no pride; unhappily he realizes that art has no limitations, he feels darkly how far he is from the goal, and while, perhaps admired by others, he grieves that he has not reached the point where the better genius shall shine before him like a distant sun.”

(“El verdadero artista no tiene orgullo; infelizmente se da cuenta de que el arte no tiene limitantes, se siente sombríamente alejado del objetivo, mientras, tal vez admirado por otros, se lamenta de no alcanzar el punto donde su mejor genio ha de brillar ante él como un sol distante”.)

Fragmento de: Beethoven, Ludwig van, 1770-1827. “Beethoven. the man and the artist, as revealed in his own words”.

 

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About Author

Hermann Gil Robles

Director de Inbound Marketing en Diis Mkt. Especializado en periodismo on-line con enfoque en arquitectura de información. Catedrático en el Tec Milenio y narrador. Autor de los libros: No hay buen puerto, Fuera de la Memoria, Los Sueños de los Últimos Días, La Ciudad del Olvido. Obtuvo el Premio Binacional de Novela 2016 Frontera de Palabras / Border of Words.

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