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Los micro-momentos: una aproximación a la realidad virtual

Toda búsqueda implica un deseo de saber, lo que se traduce como una curiosidad natural de las personas y un interés por obtener información de la realidad. 

En una sociedad bastante inmersa en los medios digitales y a la expectativa de noticias que van desde el morbo hasta lo grotesco, la realidad en la que vivimos se condensa desde lo virtual a lo físico, impactando sobremanera en las emociones del inconsciente colectivo.

Particularmente, los hechos que se muestran en las redes sociales parten de circunstancias azarosas, predeterminadas y cuya magnitud en ocasiones alcanza lo universal. Por citar dos ejemplos: cuando Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos, tanto los medios de comunicación tradicionales (prensa de televisión, radio) como los nuevos (social media), transmitían, retransmitían y reproducían gran multiplicidad de contenidos en relación al tema. Desde luego, del porcentaje de información, sólo una parte tiene validez intelectual, respaldada con hechos sustentados.

El segundo ejemplo ha sucedido ayer 21 de agosto y se remite básicamente al fenómeno natural del eclipse lunar. Desde una semana antes, tanto noticieros nacionales como locales, así como usuarios de redes sociales, comenzaron con la reproducción de contenidos. El auge se dio ayer, según lo muestran las estadísticas de Google Trends.

¿Qué manifiestan estos datos? Que las personas cada día buscan más información, pero la calidad con la cual se sustenta se pone en duda. Y aquí hay una premisa importante: sea este acontecimiento u otro, es la rapidez con que el algoritmo mental de los humanos está cambiando sustancialmente al querer velocidad en los resultados en pos de un conocimiento a profundidad.

¿Trending topic u ocio snob?, ¿hechos circunstanciales o noticias efímeras? Cualquiera de tales razones es posible; sin embargo, cada vez se nota más que, incluso en WhatsApp, la invasión a la privacidad, la reproducción viral de noticias y el deseo de “mimetizar” las conductas irreverentes, a través de memes, en relación a figuras públicas es atroz, porque vivimos en la época de la ausencia mental más que de la “conectividad”.

Ciertamente, cada día hay más “big data”, pero a cada segundo se marchita la privacidad. Sí, más información, menos reflexión. ¿Te has preguntado, al menos en los últimos cinco años, cuándo apagaste tu móvil por algunos días? Yo, en lo particular, procuro hacerlo durante los fines de semana como una medida de sanación, descanso y dedicación al tiempo personal; no obstante, es prácticamente un reto despegarse cuando la gran mayoría hace uso de la red, las telecomunicaciones y la Nube. En otros términos, cuando alguien se quiere comunicar contigo, ya no te habla, “te manda un what”.

Lo anterior representa sólo una muestra de las acciones cotidianas, ya sea en la vida personal o el trabajo, en donde los medios de comunicación modernos impactan en los humanos. Entonces, ¿qué sucede si queremos encontrar un equilibrio que permita la no invasión a la privacidad, a aceptar que hoy la comunicación es instantánea, siendo respetuosos en los tiempos del otro, y en donde la publicidad, junto al marketing, son hechos cada día más constantes?

Precisamente, el día de ayer veía una serie de nombre Colony, en la cual hay un hecho que rige toda la trama: unos extraterrrestres llegan a la tierra para “colonizar” y aplican un gobierno centralista, en donde un alcalde humano es asignado para regir a los ciudadanos. Como buen argumento distópico, en la historia hay una “Resistencia” que pelea por la libertad, combate la opresión y exige mejores condiciones de vida. A la par, los seres alienígenas jamás son vistos, no aparecen en cuadro (lo cual es un acierto) y su gobierno se hace a través de designaciones, como el alcalde antes mencionado, para sentar obligaciones gubernamentales.

Lo trascendente en la trama es que la Resistencia tiene un líder, que se hace llamar “Gerónimo” y comunica sus panfletos idealistas a través de comunicados de radio y pósters. Con el tiempo, las personas se identifican con este ser que lucha por los derechos y la justicia; sin embargo, dicho ser es producto de la propaganda y el marketing.

Como vemos, la publicidad no solamente se remite al envío de mensajes que provoquen la necesidad de consumo, sino a fomentar ideologías, cimentar actitudes y ocasionar acciones humanas.

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