Por Irma Graciela Castilleja Rodríguez
Una de las cualidades que más admiro en Arturo Mariño es la libertad que se permite al escribir; esa manera desenfada, sin esperar a que quien lo lea o lo escuche le agrade, esa magia que genera por plasmar en sus escritos lo que él siente, ve o tal vez vive, de una manera franca, independiente.
Él da paso a la creatividad, siempre está innovando y eso hace que cada vez que se presenta en algún lugar seamos muchos los que queremos verle y disfrutarle. Segura estoy que nadie se ha sentido defraudado y que, sin saberlo él, siempre cumple con las expectativas de quienes lo seguimos.
En su nuevo libro: Cuentos del poeta y su bocota*, recopila otra de sus facetas: la de escritor de historias. Se trata de un libro de 70 páginas de la editorial local Letras Regias que dirige el maestro Juan Manuel Carreño y prologado por el maestro Eligio Coronado. Incluye catorce cuentos y da la impresión que algunas de esas historias parecieran haber sido ser escritas por el poeta cuando se encontraba en trance o bajo los hechizos de alguna luna fuera de órbita.
Cito como ejemplo «El dinosaurio que se perdió en la nube». En esta historia presumo entender que él nos cuenta otra manera de ver la creación, el surgimiento de la vida en ésta o en otra esfera, pero al final nos tiene una sorpresa. Es impresionante cómo nos lleva de la mano a situaciones que tal vez sucedieron en algún momento de la evolución de la humanidad y cómo es una de sus características; el final es inesperado.
Otro de mis cuentos favoritos es «Cautiverio». Habla de un esclavo sexual. El diálogo allí incluido me remonta a algún barrio de la ciudad de México. Imagino que puede ser guion de una película. «Escribir un poema que no sea ciento por ciento matemático» tal vez sea mi cuento consentido. La primera vez que lo leí quedé enganchada: ver la manera que describe a dos robots que tratan de hacerse humanos. Este cuento es un diálogo entre robot hembra y robot macho, por lo que no dudé en querer leerlo con el autor. Me costó mucho trabajo que lo compartiera conmigo, hasta que un día en un “Micrófono abierto”, en la UCA, creo que no le quedó más remedio que invitarme a leerlo, ya que muy sutilmente le mostré una copia del cuento, a lo que él espetó: “¿Pero sólo tienes una (copia)?”, y mi mano (cual maga de Las Vegas) sacó la segunda copia y así fue que se me hizo realidad mi deseo. A partir de ese día ya pude dormir tranquila.
Este cuento («Escribir un poema que no sea ciento por ciento matemático») es una historia de amor contada no con las clásicas palabras del sol, la luna y las estrellas, sino entre cromosomas, protoflujos, núcleos de plasma, etc., lo cual nos recuerda que todos los caminos conducen al amor. Ahí el autor le llama sentimiento primitivo.
«Ayer me comí un ángel» es ya un clásico de Arturo Mariño en sus presentaciones -cuando no lleva guion-. Se hace indispensable que lo lea. No voy a decir qué quiere expresar el poeta en este cuento, ya que otra de las peculiaridades es como Arturo Mariño deja abierta cualquier posibilidad de interpretación. De hecho, la fotografía de la portada de su libro nos muestra el momento que el autor acaba de tragarse al ángel crudo, así sin cocinar y aún lo está eructando.
Hay otro cuento que tuve el honor de leer por primera vez y por supuesto es otro de mis favoritos: «Nahual». Miren qué polifacético es el autor: nos lleva de la era de los dinosaurios a chamanes, pasando por una época futurista (robots), ángeles que han sido devorados, esclavos sexuales, et al.
«Santos» es un cuento, valga la expresión, muy real. Relata las vivencias de un joven de Centroamérica que, con el afán de mejorar su situación, huye de su patria quedando expuesto a las mafias que lo condenan a una vida de terror. Les voy a decir un secreto que el autor me contó de este cuento (y con esto se hace notar su inagotable creatividad): este cuento fue escrito en un lavado de autos. Para Arturo Mariño no es necesario estar en contemplación a la luz de la luna esperando que lleguen las musas, él tiene el don de que en cualquier momento y en cualquier lugar puede realizar magníficos relatos. Por todo ello, este libro es una joya.
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*Arturo Mariño. «Cuentos del poeta y su bocota». Monterrey, N.L.: Letras Regias, 2018. 69 pp.
Irma Graciela Castilleja Rodríguez. En 2107 editó su primer libro «Cantando con el espíritu – Adehsa». Se ha desempeñado como presentadora oficial de las 3 ediciones de la “Conferencia mundial de la paz y de la luz” en República Dominicana del 2015 a 2017. Participa activamente en la Fundación 1 A1 con sede en Santo Domingo, Rep. Dominicana.
