DAR LA PALABRA O LA APORTACIÓN DE UN POETA
Por Leticia Sandoval
Eligio Coronado (Monterrey, N L., 1948) es escritor, poeta e incansable promotor cultural de la literatura regiomontana. Su libro «Dar la palabra» es un homenaje a la literatura. Dividido en cinco apartados bien definidos: «Dar la palabra», «Escribir un poema», «Escuchar al poeta», «Constatar el prodigio» y «Hojear la realidad».
Pareciera “una hoja de ruta”, indicándoles a los que comienzan a escribir por dónde empezar y luego hacia dónde seguir para transformar las vivencias en un acto literario que dejen una buena impresión al lector.
Si deseas escribir, lo primero que tendrás que hacer es leer: “Los ojos se me llenan de palabras” (p.14); el siguiente paso es escribir: “…Inútil impedir / que suceda el prodigio / porque esa tinta, / inevitablemente, / caerá como relámpago”. No estaría de más «Escuchar al poeta»: “¿Cuántos poemas le quedan a mi árbol del lenguaje?” (p.39), “¿No he escrito ya lo suficiente?” (p.43). Luego, en«Constatar el prodigio»: “Cada mujer es una puerta. / Kafka va y viene tocando en ellas”.
El autor hace un llamado de atención a la literatura de nuestro entorno, o mejor dicho, a los que hacemos o pretendemos hacer literatura en la región. Nos muestra la realidad sin disimulos.
¨Si todos están muertos… hablando con espejos—de ahí la vaciedad de los discursos” — Y proclama a los cuatro vientos: “Que el estruendo del inmenso vacío nos sacuda”.
El poeta se cuestiona a sí mismo de diversas maneras, quizá, reclamándose si ha hecho lo suficiente :). Sin embargo, no se da por vencido y nos deja saber que seguirá escribiendo hasta su último suspiro: “Llegó la muerte y yo seguí escribiendo, porque no es conveniente dejar un texto a medias…” (p. 44).
Y a pesar de todo el poeta nos da, no voluntariamente… esperanza. Porque al leer «Dar la palabra», el espíritu se recrea, se nutre, se vigoriza entre palabras bien puestas en el texto, en un lenguaje sencillo, claro, y no por eso, vacío o simple, sino todo lo contrario: lleno de metáforas hermosas, expresiones cultas, términos poco usados en lo cotidiano, referencias tan sutiles y camuflajeadas que preferirían no ser encontradas; un libro, en suma, lleno de sensaciones diversas, ideas profundas bien definidas, que nos hacen reflexionar y nos animan a escribir, de preferencia escribir bien.
A Eligio Coronado sólo me resta darle las gracias por sus textos, por su labor incansable a favor de la literatura regiomontana.
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Coronado, Eligio. «Dar la palabra», Monterrey, N.L, Ed. Diáfora, 2014. 73 pp.