Coloquio de teatro
Acerca del IV Coloquio de Teatro Nuevo León 2011, que desde el fin de semana pasado se lleva a cabo en varias sedes de la ciudad.
El Coloquio de Teatro Nuevo León en su cuarta edición comenzó el sábado pasado con varias propuestas que nos acompañan de diferentes partes del mundo y del país, con la encomienda de hacer reflexiones tendientes a reconquistar el público, un aspecto sobre el cual se ha debatido mucho pero que aún no se han encontrado puntos de coincidencia para lograr que las salas de esta ciudad permanezcan llenas fuera de festivales o eventos como este. Y es que en las propuestas existe gran diversidad, que a veces la interpretación desde la dirección de un texto puede tener grandes dificultades, quedando el trabajo a medio camino y dejando en algunas ocasiones puestas en escenas que se encuentran hilvanadas.
Por ejemplo, tuvimos la oportunidad de ver el sábado pasado la obra Perseus, de la agrupación canadiense El Teatro de la Peor Especie, que desde su planteamiento sobre la escena nos prometía una exploración interesante al presentarse como teatro de objetos. Y en efecto, la obra resulto ser toda una exploración desde este punto de vista, pero desde lo actoral. La obra carecía de una buena interpretación histriónica, haciendo que los tres actores cayeran recurrentemente en lugares comunes, situaciones ridículas en un esfuerzo por hacer reír a la gente, y en muchos clichés que hacían que el aspecto primordial del teatro de objetos se perdiera.
Si tal vez La Peor Especie se hubiera dedicado a explorar con los objetos el mundo mítico de Perseo, sin buscar complacer al público con rutinas claramente forzadas a lo cómico, la obra hubiera resultado en algo simplemente excepcional, ya que hay escenas interesantes, como la aparición de Medusa, o el ejercicio de la interpretación del pequeño Perseo que saco suspiros a más de una persona del público. Son tantos los momentos recurrentes al momento de contar la anécdota que la obra se convierte en algo insufrible, aburrido y diluido entre tanto chiste barato.
Por el contrario, acudimos al Teatro Underground del Centro Convex (gracias Hernán Galindo, por fundar este espacio) para presenciar una obra que desde el DF nos presentó una adaptación muy bien lograda de La ópera de los tres centavos bajo el nombre de la Ópera de barrio. Con una disposición en donde nos pudimos sentir como en un verdadero teatro cabaret, los cuatro actores deslumbraron con sus muy bien manejados personajes, inspirados en los que inmortalizó Bertold Brecht en su también llamada Ópera de los tres peniques.
Es así como Bernardo Velasco, Maite Suárez, Sandra Arcos y Marissa Saavedra nos demostraron un dominio de diferentes disciplinas con la realización de buenas actuaciones, interpretaciones vocales y cuadros de baile, a través de las cuales narraron la historia de Mike, El Filoso, sus aventuras en el vicio, la perdición, el contrabando y sus amores con la dulce July ( Polly en la ópera), Jenny la prostituta y Lupe la hija del corrupto Comandante de Policía, que en la obra aparece como el Negro Durazo (Tigre Brown en la ópera).
Adaptada al contexto mexicano, la obra nos lleva a recorrer diferentes aspectos de la sociedad en el país, pero desde el punto de vista de humor y sarcasmo sin caer, como en el caso de los canadienses, en un esfuerzo infructificado por hacer reír a la gente. Sencillamente este genial grupo de actores cuentan la anécdota, la viven y la expresan con sus matices y, sobre todo, con un verdadero trabajo interno, de tal forma que el absurdo se asoma sin necesidad de pretenderlo crear.
El IV Coloquio de Teatro Nuevo León nos sigue sorprendiendo y nos invita a vivirlo. La cartelera del encuentro, que concluye el sábado, está disponible en www.coloquiodeteatronl.com o al teléfono 2020-6705.
La entrada es gratuita.
