Cabrito
La banda de rock-ska-punk regia vuelve a las andadas con un material digno de escucharse como en los mejores tiempos.
Monterrey tiene pocas bandas legendarias de rock, una de ellas Cabrito Vudú, noventera, aún vigente y con varios discos, conciertos, cambios de alineación y uno que otro rompimiento de por medio. Sin embargo, lo que hizo novedosa su reaparición en este año es un disco de vinil, un long play (LP) de 45 revoluciones y que no es para cualquier fan, sino para un “fan-fan de hueso colorado” de la banda, un geek del rock, vaya.
Aunque su primer material plagado de ska, punk y rock que roló entre los regiomontanos se llamabaDe pueblo en pueblo, fue el segundo el que los catapultó. Después de 12 años de haber editadoTatuajes de pólvora, y tras haberse vuelto a reunir para hacer ruido luego de tres años de ausencia (2009-2011), a los cabritos les propusieron realizar este material de colección por parte de la Disquería, un sello local que se ha encargado de impulsar a varias bandas.
Y el resultado… “¡Cállate! Tengo uno pegado a la pared”, dice el vocalista y guitarrista Felipe Salazar tras recordar la propuesta de Julio Morín, dueño del sello y quien se encargó de sacar sólo 500 copias.
“I THINK I LOVE YOU, GÜERA”
La misma agrupación lo dice, el LP es más de lo que representa, más que escuchar su “I think i love you, güera… so much i love you, güera” es tener una obra de arte-objeto que los hace “sentir chido”, toda una mezcla de nostalgia y orgullo. Sin embargo, para las nuevas generaciones escucharlo realmente es todo un reto, pues no cualquiera tiene un aparato de antaño para ponerlo, de perdido una tornamesa de DJ o un tocadiscos vintage, pero nuevo.
Actualmente están en la finalización de un nuevo disco, el cual no saben cómo van a promocionar, si regalando o vendiéndolo en CD o en internet, pero Tatuajes de pólvora, ni Lados B o Boomerang ya forman parte de ese lado rockero de Monterrey, con todo y su mezcla de géneros, especialmente para verlos tocar en vivo como sucedió hace algún par de meses, sin embargo, no cualquier tocada es para ellos.
A 18 de distancia el tiempo les dio la madurez y el colmillo necesario para dejar de ver la música como merohobbie, lo toman como un trabajo paralelo a sus actividades diarias, de hecho son pocos los grupos que pueden vivir de ello, otros lo siguen intentando.
“Esa mentalidad los mata como grupos. Para un concierto hay que pagarles a los que ponen el sonido, los ingenieros de audio. Nosotros no tenemos tanta urgencia por tocadas, hay muchas, pero ‘¿qué me das a cambio?’. Se reducen las presentaciones, aun así es preferible tocar una o dos veces por mes que cada semana y con equipo feo. Eso ya lo pasamos”.
Como remate: durante el receso de tres años de Cabrito Vudú, y aunado a broncas internas y desencantos, surgieron Los Calientes (rock-ska-cumbia) con Felipe de líder que, entre otras cosas concursaron en el Zero Fest y abrieron su edición local, grabaron 11 canciones pero sólo fueron escuchadas en MySpace y donde tocaran. “Regresaría a él si es porque le vamos a echar ganas, no por nostalgia”, finaliza Felipe.
¿El CD ya no se vende?
“El CD ya no se vende ¡ya se fue! No es redituable. La idea del vinil es por el sentido clásico, discos que ya se editaron, que tienen cierta historia y el Cabrito Vudú fue un cáliz”, dijo Julio Morín, dueño de la compañía regiomontana.
La fama que ha retomado el long play es inaudita, es mundial, y Morín explica que el adquirir estos materiales de colección y no contar con el aparato no es tanto lío. Esperemos que no.
