Gisela Leal El Club de los abandonados
La escritora neolonesa Gisela Leal (1987), publica su primera novela en Alfaguara en éste 2012, y es considera por la editorial como Autora Revelación, colocando a “El Club de los Abandonados” como una de las novedades literarias de éste año.
“El no poder controlar mis soliloquios me llevaba al insomnio, era cuando tendría 17 años, fue cuando comencé a escribir”, relata la joven autora.
Desde entonces fue un camino largo, “Yo no sabía nada sobre talleres literarios, así que pregunté primero a mi maestro de la prepara, quien me dirigió con Felipe Montes (poeta, novelista y cuentista regiomontano)”.
El primer capítulo que presentó en un taller literario fue “La quema de la galería”, mismo que fue severamente criticado por los integrantes curso, sin embargo, “Felipe Montes se acerco y me dijo que le había gustado, esto me dio esperanzas”, agregó la escritora.
Posteriormente Leal siguió trabajando en la novela, ahora en sesiones especializadas de jornadas de ocho o más horas diarias, “entonces fue cuando comenzamos a trabajar de Full en el texto”.
Así, tras haber sido rechazado el manuscrito en algunas editoriales, intentó en el Premio Alfaguara, sin embargo, la editorial llamó interesada en la publicación del texto. “Me dijeron que les había gustado, y que si estaba interesada en publicar con ellos”.
Aceptó. Y de nueva cuenta comenzó un intenso periodo de edición, que dio como resultado 608 páginas de vidas al filo de la navaja.
“Él es mi mentor formal, fue quién me ubicó y me ayudó a trabajar éste proyecto”, comentó Leal.
La Novela.
“Un día, mientras me estaba bañando, supe cómo iba a empezar y terminar la historia”, mencionó Gisela Leal.
El argumento es un medio para mostrar todo el panorama desde la perspectiva de un persona de esta edad, menciona la autora, sí tiene una intensión de dejar varios mensajes en el lector, uno de ellos es ver el trasfondo de las cosas, que es el caso de Semi, un personaje omnipresente en la novela, es como el que te muestra el lado B de la novela.
Roberto Abascal-Rigovétz y Camilo Santibáñez son dos jóvenes nacidos en el seno de familias de la alta sociedad mexicana. Mientras Roberto es un hijo modélico que disfruta del éxito que le proporciona su condición social, Camilo es desde pequeño un niño rebelde y solitario, marcado por la poca atención que recibe de su madre y la indiferencia absoluta de su padre. Camilo tiene un largo historial de intentos de suicidio. Su único refugio es su amor por el arte; utiliza las drogas y comete toda clase de excesos para soportar una vida a la que no encuentra sentido.
Los caminos de los dos personajes se cruzarán en New York, después de que una “bizarra broma de las fuerzas divinas” lleve a Roberto a un exilio de lujo en Estados Unidos, despreciado y olvidado por la familia y su entorno social. Marcados por la soledad, el miedo, la rebeldía ante cualquier convencionalismo, Camilo y Roberto emprenden juntos una huida autodestructiva en busca de sí mismos a través del placer. De fiesta en fiesta a lo largo del mundo, narran en primera persona sus experiencias, sentimientos y reflexiones, ayudados por Semi, voz omnisciente, semidiós con atributos humanos y muy cercano a los protagonistas.
En pocas palabras, la historia pone en tela juicio la concepción de la maldad, dejando a un lado el maniqueísmo implícito que pudiera aparecer en una novela tradicional.
Así, los lectores pueden esperar un constante cuestionamiento, en sí, es una novela que causará ruido a quienes se adentren en la historia.
A los personajes se les da todo lo material con el fin de dejarlos en lo más burdo y básico de su ser, comentó la autora, ya no quieren buscar nada material, es entonces cuando esta situación plantea una línea de descubrimiento que va más allá de lo material.
Actualmente Gisela Leal se encuentra trabajando en una novela, además de trabajar en conjunto con Felipe Montes en otros proyectos relacionados con la literatura.
Por último, Gisela Leal mencionó que recomienda a todos los lectores ser fieles a sus gustos, tanto en la literatura como en la vida misma.
