El próximo domingo 20 de enero se conmemorará el Centenario Luctuoso de José Guadalupe Posada, y justo toca la suerte que en este momento se esté exhibiendo en el Museo de Historia Mexicana, una exposición dedicada enteramente al personaje creador de las “Calacas”.
En dicha exposición – que estará abierta de forma gratuita éste domingo – se expone toda la trayectoria del cartonista, que van desde los primeros años del artista en el oficio de la ilustración, hasta su obra consagrada.
El creador de la Catrina, fue alguien tan multifacético, que además de hacer cartones o ilustraciones con crítica literaria, también realizaba ilustraciones publicitarias como empaques de cigarros, cajetillas de cerillos, etiquetas para cajas de puros, vinos y medicamentos; portadas e interiores de recetarios de cocina. En sí, el buen Posadas le entraba a todo con tal de seguir en la profesión creativa.
Además de carteles taurinos, teatrales, circenses y de las primeras funciones de lucha libre que llegaban al país, de estos que generaron gran expectativa por el estilo único que Posadas le imprimía, y que aún prevalece en el imaginario colectivo.
Uno de los elementos que más sobresalen en dicha exposición, es un sello de serigrafía que el mismo artista utilizó para la reproducción de sus dibujos, esto, como se sabe, es una suerte tenerlo, debido a que dichos sellos eran usados continuamente y se escribía sobre la misma planilla, lo que hacía desaparecer el diseño anterior hasta que el sello era desechado.
Otras de las grandes facetas de Posadas y además, poco conocidas, es que el artista incursionó en el diseño de juegos de mesa como la oca, la lotería, el nuevo coyote, entre otros, además de cancioneros, almanaques, la colección de “la biblioteca del niño mexicano” – la primero en su género – y otras muchas más ilustraciones.
Una historia que cabe resaltar, es que en 1889, el artista decide dejar su casa en León, Guanajuato, renuncia a sus clases de litografía y se traslada a la ciudad de México. Dicen, debido a que la inundación que azotó a la ciudad de León en ese mismo año, lo dejó casi en la ruina, incluso en el museo podemos ver un apartado especial a dicha historia. Marcó un antes y después.
En el Museo de Historia, tenemos la oportunidad de ver a un verdadero artesano que labró caricaturas en contra y a favor de Porfirio Díaz, la Revolución, la burguesía, la política y la muerte.
Un cronista excepcional que pintó la comedia humana, la tragedia y las alegrías del mexicano, así como el dolor, la risa, la carcajada, el miedo, la fe, el regocijo, el pecado, la miseria y todos aquellos sentimiento que forman a una sociedad tan pintoresca como la de éste país.
En sí, un retratista de la vida mexicana…