En una ceremonia realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la primera actriz mexicana Rosenda Monteros (1935) recibió la Medalla Bellas Artes “por sus enormes méritos, su trabajo honesto, arriesgado y poderoso” y por sus “contribuciones al engrandecimiento de la escena nacional”.
Así lo dijo al hacer entrega de la presea la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, luego de escuchar los elogiosos comentarios acerca de la trayectoria de la actriz mexicana en voz de los directores de escena Enrique Singer y Luis de Tavira, y del escritor Jaime Labastida.
Rosenda Monteros, actriz, bailarina, maestra, directora, productora, fue galardonada, también, por sus 60 años de trabajo ininterrumpido como actriz de teatro, cine y televisión, y por poner su conocimiento al servicio de la palabra, como hicieron notar los invitados a la celebración.
Jaime Labastida, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, aseguró que aunque él no es gente de teatro, su amistad con la actriz lo obligó a acompañarla “amorosamente” en el acto, pues “la vida nos da pocos momentos de regocijo como éste, en que Rosenda Monteros recibe la Medalla Bellas Artes, una pieza de orfebrería que es una verdadera joya”. Expresó que la función del actor es asumirse como otro para dejarse ver por otros y conmover: “Esto es lo que hace una actriz de la talla de Rosenda Monteros: actuar en obras capaces de conmover a los seres humanos, a espectadores que pueden ser conmovidos”.
Luego de tales comentarios, la directora general del INBA, María Cristina García Cepeda, entregó la Medalla Bellas Artes a la actriz que ha trabajado en México, Estados Unidos y Europa al lado de directores como Luis Buñuel y Marcel Marceau.
Para ella, señaló, “el escenario ha sido su hogar. Su talento, pasión, profesionalismo y dedicación la han vuelto una figura central en la escena mexicana. Monteros entró a la escena cuando el teatro mexicano estaba en franca renovación estética, al considerar la actuación como un arte y al actor como un creador; desde entonces, ha sido una artista comprometida y ha ido perfeccionando su disciplina corporal, el estudio y el análisis de las obras, su calidad interpretativa y su imponente presencia escénica hasta llegar a ser ella misma el personaje que representa”.
Al agradecer la presea, Rosenda Monteros tomó las palabras de Violeta Parra para decir: “Gracias a la vida, que me ha dado tanto…”. Y agregó: “Mi vida ha sido un privilegio desde que nací, hasta ahora, acompañada de ustedes. Soy afortunada, pero debo decir que también he tenido momentos de duda y flaqueza, pero he sabido levantarme con nuevos bríos para dar un paso adelante. Eso es un regalo que nos da la vida”.