En septiembre de 1626 el Gobernador del Nuevo Reino de León, don Martín de Zavala ordena que se ejecute una lista de ojos (censo) y testimonio del estado en que se halló la villa de Cerralvo (en ese entonces así se llamaba la ciudad de Monterrey); el número de vecinos casados que en ella asisten de ordinario en su habitación y casa; el número de ellas, orden y policía que tienen y el modo de república.
En la descripción de las casas se menciona el nombre de quien la habita expresando si tiene mujer e hijos. El expediente incluye la nómina de los vecinos casados, viudos y solteros e indios laboríos que viven en las Salinas, los Muertos y otros lugares. Este documento nos proyecta una ciudad compuesta por casas cubiertas de paja, jacales cubiertos de zacate, una plaza, una sala nueva, un convento, aposentos y solares.
Podemos asegurar que este fue el primer censo de población y vivienda que se levantó en la ciudad, y que es uno de los elementos históricos más importantes con que contamos para reconstruir nuestro pasado.