Hacia 1910 nuestro país se encontraba en serios problemas económicos, sociales y políticos. Había sequías en el campo, grandes desigualdades sociales en materia laboral, corrupción y un gobierno autoritario encabezado por el general Porfirio Díaz.
Tras una elección presidencial corrompida por el fraude en donde se reeligió a Porfirio Díaz en el poder hasta 1916, el 15 de octubre de 1910, Francisco I. Madero[1] y sus colaboradores acordaron el Plan de San Luis, que llamó a la insurrección general y que logró el apoyo de los campesinos al incluir en el punto tercero algunas propuestas de solución al problema agrario. El 20 de Noviembre se produjo la insurrección de Pancho Villa y Pascual Orozco en Chihuahua, pronto secundada en Puebla, Coahuila y Durango
Madero había visitado durante su campaña presidencial a Monterrey el 6 de junio de 1910, fecha en que fue apresado y posteriormente enviado a la prisión de la ciudad de San Luis Potosí. Nuestra ciudad era casa de mucha de la familia Madero y en ella fue apresado el apóstol de la democracia por el régimen de don Porfirio.
Realmente no se conocen sucesos bélicos en esta primera parte de la Revolución en Nuevo León. Sólo hasta mayo de 1911 hubo algunas incursiones revolucionarias en los Aldama, N.L. y villas circunvecinas. Algunos refieren el pacto en Madero y Jerónimo Treviño, cacique nuevoleonés, quienes arreglaron que el estado de Nuevo León no fuera escenario de hechos violentos.
No es hasta la segunda etapa revolucionaria cuando suceden hechos armados en Nuevo León, como el ataque de Monterrey los días 23 y 24 de Octubre de 1913 por el general constitucionalista Pablo González Garza, quien tuvo que retirarse tras el estado de embriaguez que guardaba la tropa revolucionaria el ingerir gran cantidad de litros de licor de la Cervecería Cuauhtémoc.
Otro hecho relevante es la entrada de Francisco Villa a Monterrey en marzo de 1915, donde se atrincheró por 11 días. En su estancia logró conseguir el apoyo forzado de los empresarios y comerciantes locales para la causa revolucionaria, y después salió a combatir a las fuerzas carrancistas al centro del país.
A nivel nacional, retrocediendo en el tiempo, triunfante la Revolución, Francisco Ignacio Madero fue electo presidente de la República en 1911, pero una serie de problemas sociales y traiciones del ejército provocaron que Madero renunciara al mando ejecutivo de la nación y el 22 de febrero de 1913 fuera asesinado por órdenes de Victoriano Huerta, el general que le dio el cuartelazo y se autoproclamó presidente.
De nueva cuenta la flama de la violencia se volvió a encender cuando Venustiano Carranza desconoce a Huerta y proclama la Revolución Constitucionalista en 1913. Tras un año de lucha, Huerta sale desterrado del país y la revolución armada vuelve a triunfar.
De esta manera su suscitó en nuestro país y ciudad la luchar revolucionaria, una lucha que provocaría más de 1 millón de muertes en cerca de 20 años de lucha armada.