Si en una ocasión os hablé acerca de los muchos beneficios de la lectura, hoy vengo con novedades que seguramente seducirán a quienes adoran escribir o, especialmente, a esas personas que aun se resisten a expresar sus emociones en papel.
Y es que la escritura, al igual que otras muchas facetas del arte, engloba unos beneficios psicológicos probados científicamente y experimentados en diversos talleres y terapias cognitivas en los que el objetivo es, simplemente, dejarse llevar, vomitar las tensiones y liberar un inconsciente que necesita de papel y lápiz (casi que mejor que un ordenador) para expresarse.
Todo ello sin olvidarnos de la existencia de más de un estudio que ha desvelado un nuevo descubrimiento: la escritura puede sanar las heridas físicas. Sí, sí. . .
Folios llenos, personas sanas.
La ensayista española María Zambrano dijo una vez que “escribir es defender la soledad en la que vivo“, una cita que se nos antojaría algo trágica si no fuera porque, realmente, el hecho de escribir, ya seas escritor profesional, aficionado o simplemente una persona con inquietudes, libera y nos ayuda a enfrentarnos a ese micromundo en el que sólo nosotros vivimos con nuestras reflexiones, traumas y alegrías.
Y es precisamente liberar esa “soledad” lo que ha llevado a numerosos expertos a potenciar la escritura como una terapia que aún muchos se niegan a abrazar experimentar, quizás, saben que tendrán que enfrentarse a lo que yace en su cabeza, en su alma.
Nancy P. Morgan, la directora de diversos programas de arte del Centro Oncológico de Georgetown, en Washington, afirmó que “El proceso cognitivo de escribir lo que uno piensa tiene un efecto calmante. Puede producir relajación física, bajada de la presión arterial y mejora del sueño”.
La escritura también ha sido recurrente en diversas terapias con pacientes de cáncer, personas que al escribir durante veinte minutos diarios han conseguido abstraerse e incluso cambiar la percepción acerca de su propia enfermedad.
También se han constatado mejoras en pacientes con VIH, problemas pélvicos y lumbares o artritis.
Y es que, como muchos sabréis, lo psicológico atañe a lo físico y viceversa, por lo que vaciar las preocupaciones delante de un papel en blanco implica relajar la mente y, con ella, mejorar el estado del organismo. De hecho, una psicóloga médica de Nueva Zelanda, Elizabeth Broadbent, impulsó un taller llamado ‘Escritura expresiva y curación de heridas en personas mayores“, cuya finalidad era reunir a personas de más de 64 años a las que se les acababa de realizar una biopsia.
Como solución para cicatrizar la herida se les propuso escribir durante unos veinte minutos diarios en un papel en blanco. Del grupo que escribió acerca de sus traumas y sensaciones, un 76,2% demostró mejoras en la cicatrización de la herida, frente al 42,1 % del grupo que prefirió olvidar los detalles sentimentales.
Nuevos psicólogos
No es necesario que de tus reflexiones salga un best-seller, ni un cuento corto, simplemente limítate a expresar con palabras una opinión, un pensamiento o esa rutina en la que algo no funciona, pues quizás contemplando el resultado puedas llegar a advertir cuál es la solución.
Según otras terapias, el hecho de que la persona escriba acerca de su problema e invente un desenlace feliz para su historia provoca un estimulo inconsciente de progreso en el paciente. En otras, hacer una bola de papel con el escrito se convierte en la mejor opción, simbolismo de que rompemos con esos demonios interiores.
Y vosotros os preguntaréis, ¿no es mejor sentarse en el diván del psicólogo? Sí. . .pero no. Por curioso que parezca, la ausencia de un interlocutor en el proceso de escritura permite que el sujeto carezca de prejuicios a revelar sus miedos y problemas, por mucha experiencia que le inspire el terapeuta; el papel continúa siendo un aliado inanimado, dispuesto a absorver todos esos miedos internos. No existen testigos, sino tan sólo un folio en el que podemos desnudarnos emocionalmente al 100%.
Los muchos beneficios psicológicos y físicos que la escritura puede aportarte sólo podrán ser comprobados por aquellos que se arriesguen a confiar en un papel en blanco como el mejor de los psicólogos. Porque además de notar mejoras en tu estado de ánimo, existe también la posibilidad de que esta nueva terapia libere a ese escritor que tú aún no sabías que eras.
No, no serías el primero al que le sucede.
¿Sueles escribir como terapia?
Con información de Actualidad Literaria
